A la precaria situación de este pueblo, sobre todo después de los terremotos, se agrega ahora el dolor y al destrucción causada por el paso de un huracán. Escribe el P. Anistus Chima:
“…esta misma tarde Haití, o bien Puerto Príncipe, ha tenido otro susto de causa natural -huracán- que ha sacudido la capital de nuevo. Gritos, llantos, destrucciones, árboles caídos, postes de luz eléctrica por el suelo, chapas volando, carpas rotas, calles bloquedas, etc. Vino tan de repente, nadie lo esperaba y nosotros en casa, preparando para ir a la iglesia para una Misa a las 5.00PM. Nos atrapó en el patio. El viento era tan fuerte que temiamos entrar a la casa, pero estar fuera era peligroso también. Por fin nos quedamos dentro del garage a la merced del viento y la lluvia.
Duró casi una hora y aumentaba la velocidad e intensidad cada vez. Cayó un árbol de coco del patio, destruyó una parte de la carpa donde dormimos. Luego otra rama de otro árbol cayó encima de un auto y rompió el vidrio trasero… Y luego vinieron las llamadas para informarme que el viento ha destruído buena parte de la carpa de la Iglesia. Fuimos más tarde a visitar la Iglesia, horrible, con agua por todas partes pero por suerte no vino abajo el “muro de chapas” que pusimos para asegurar el lugar.
Murieron dos niños de la parroquia al caer encima de ellos un árbol en un campo de refugiados cerca de la entrada a la parroquia, justo allñi donde dejan la montaña de basura. Otra mujer quedó herida con una chapa que volaba por el viento. Seguro que mañana tendremos más noticias. Es todo por ahora.
Haiti cambiara pero no sabemos cuando porque no deja de recibir estas visitas de la naturaleza. El Estado debía de saber y avisar a la población pero nada. Nos cogió a todos infraganti.”