No son muchos los que conocen este lugar donde hace 125 años se fundaba la primera comunidad de la Congregación en Italia, fuera de la de Roma-Via Giulia 163, que lo fue en 1885. Efectivamente el 6 de abril de 1897 salían de Roma hacia Spoleto el P. Antonio Naval y los HH. Ángel Salas y Julián Escudero, llegando a la nueva fundación del Santuario de El Fosco y San Felice el día 8 por la tarde.
Antes, en el mes de diciembre de 1896 ya había estado allí el P. José Xifré, acompañado del P. Jerónimo Batlló, tanteando la posibilidad de una fundación en Italia. El Santuario de N. Sra. del Fosco, según la leyenda, estaba situado en el lugar donde la Virgen se apareció a un joven pastor propiciando la desaparición de una gran peste en el lugar. Se trata de un santuario construido en 1860 y unas habitaciones junto a él. La Abadía de San Felice fue fundada por los benedictinos, los cuales construyeron una iglesia y un monasterio a comienzos del siglo XII. Ambos lugares habían sido confiados a la Congregación de la Preciosísima Sangre, fundada en aquel lugar por San Gaspare del Bufalo en 1815, de los cuales habían sido expulsados poco después. Llegados a S. Felice, el P. Xifré no pudo llegar hasta el Santuario del Fosco, situado a más de 1 km., porque en el camino comenzó a llover y se indispuso, teniendo que retroceder a San Felice.
Volvió a Roma el P. General sin ningún deseo de poner allí comunidad; pero las instancias de los individuos de la Procuraduría de Roma y más todavía las del Emo. Cardenal Protector, Rampolla y del el arzobispo de Spoleto que ya daba la fundación por hecha, le decidieron a fundar, llevándose a cabo, como hemos dicho, el 8 de abril de 1897.
Los tres fundadores fueron muy bien recibidos, pero encontraron las circunstancias del Santuario muy diferentes de las que nos habían dicho. Tanto que el P. Antonio Naval, tentado y aturdido por tantos inconvenientes, quería volverse el día siguiente a Roma con el equipaje que llevaban; pero pensándolo mejor, determinó enviar al Hno. Salas para que informara al P. Batlló. A partir de entonces aquella fundación, pobre y aislada en el campo, se convirtió en una pesadilla, sobre todo para el P. Naval.
Una vez orillados los inconvenientes que se ofrecían para la adquisición del convento de San Felice, propiedad del municipio, procedió el P. Xifré inmediatamente a la elección de los individuos que habían de residir en ambas fundaciones, y después de practicados algunos días de retiro espiritual, se embarcaron en Barcelona el día 21 de julio de 1897 a bordo del vapor italiano Orione con rumbo a Génova, acompañados por él. Iban destinados los PP. Joaquín Bestué, Ignacio Duña, Atanasio García Bartolomé, Nicolás García Cuesta, Anselmo Santesteban, Crescencio Urbiola y los hermanos Mariano Baixet, Josep Castellet, Pascual Ibáñez, Alfredo Krentzer, Pablo Moga y Josep Noguer. Llegaron a Roma el día 23 de julio. El día 26, con el tren de las seis de la mañana partieron para Spoleto.
Al cabo de un año, la situación de aquella casa era preocupante. Una auténtica decepción después de las espléndidas esperanzas que se habían depositado en ellas. Escribía el P. Xifré al cardenal Rampolla:
“El estado y condiciones de nuestros misioneros en la Diócesis de Spoleto, según relación de los dignos PP. Procurador General y Naval, Superior del Santuario de Giano, es triste e infructuoso; todo al revés de lo prometido por aquel Prelado y Secretario”. Como escribía gráficamente el P. Serrat: “Para morirse de hambre no han de ir tan lejos los Misioneros”.
Así, el P. Xifré, el 16 de marzo de 1898, tomó la firme resolución de abandonar el Fosco y San Felice, “puesto que no hay medio de subsistencia ni de ganar almas para Dios. Sin el requisito expresado, de medios de subsistencia, nadie, en conciencia, puede obligarnos”.
Con este motivo y recordando aquella frustrada fundación un grupo de claretianos de la Curia General lo hemos visitado en vísperas de la Fiesta del P. Fundador, y después de 125 años encontrado la casa del Fosco donde vivían, más o menos tal como la dejaron nuestros misioneros. En el Santuario de la Virgen del Fosco les recordamos y elevamos al Señor y a María nuestras oraciones en su memoria.