Humahuaca, Argentina. Después de 50 años de esta Iglesia particular de la Prelatura, podemos hacer una memoria gradecida y ver la entrega y crecimiento del Pueblo de Dios, la participación del laicado y su crecimiento como agentes de pastoral.
Se han consolidado las estructuras pastorales, significadas en el lema escogido para la celebración de estos 50 años: “DE LA MANO DE MARÍA LA CANDELARIA, 50 AÑOS DE IGLESIA EVANGELIZADA POR LOS POBRES”.
Los pastores hemos acompañado siempre, delante, en medio y detrás a nuestro Pueblo, para que sus voces sean escuchadas y no sigan viviendo la cultura del silencio, ya no somos la voz de los sin voz, igual los acompañamos en sus reclamos.
Ayudamos al pueblo a hacerles ver lo importante que es tener presente su cultura, sus raíces, su identidad, para que la evangelización no sea un mero barniz.
Todo esto ha ayudado a consolidar la conciencia de la identidad cultural, el fortalecimiento de las Instituciones. Sigue siendo un desafío a futuro cómo posicionarnos en relación a la pastoral indígena, sabiéndoles acompañar, pero dejando que sean ellos los protagonistas y fortaleciéndoles en la espiritualidad del Evangelio.
Con el espíritu del Concilio Vaticano II y las orientaciones del Episcopado Latinoamericano vamos construyendo una Iglesia, fraterna de comunión y participación con creciente protagonismo de los laicos.
Se va cimentando una Iglesia que asume las semillas del Verbo en los valores de su cultura. Metida y comprometida en el barro de la realidad, acompañando de diferentes formas al Pueblo en sus luchas y reivindicaciones. Respetando su religiosidad familiar y popular, como forma concreta y encarnada del Evangelio.
Hemos podido insertar el Evangelio en la historia del Pueblo y hacer que la Palabra de Dios llegue a todas partes, siendo para ellos como el “pan casero”.
Fuimos entendiendo y asumiendo junto con el Pueblo, que evangelización y promoción humana son exigencias de la misma misión evangelizadora y de la construcción del Reino.
No hubieron situaciones de necesidades, problemas, demandas, y reclamos en cualquier rincón de la Prelatura donde la Iglesia no haya estado presente.
Analizando el camino recorrido podemos decir que no estuvo exento de persecuciones, incomprensiones, ataques, calumnias, tanto a laicos como a sacerdotes. Pero nada ni nadie pudo neutralizar esa actitud y voz profética, más bien fuimos creciendo en la adversidad, el sufrimiento, con importantes testimonios de comunión, fraternidad, fidelidad fecunda, convencidos que nada que se haga con amor y por amor, que signifique sufrimiento queda infecundo.
Siempre tuvimos una actitud abierta, tejiendo relaciones, puentes con otras instituciones y organismos del gobierno en la búsqueda del bien común, con una clara opción por los más débiles.
La tarea pastoral ha tenido mucho que ver en los cambios políticos sociales de nuestra zona. En estos momentos estamos trabajando en todas las parroquias, capillas, áreas pastorales en vistas a la Asamblea del mes de Julio de 2019, para ver cómo responder a los grandes desafíos del momento presente, de procesos históricos complejos: socio-cultural, económico. Político, religioso. Esperamos, como lo ha indicado el Papa Francisco en varias oportunidades que la Iglesia en Argentina, especialmente la Región de nuestro NOA, se haga cargo de ayudar con sacerdotes, a nuestra Prelatura, algo que no resulta fácil de concretar por la dura realidad social y geográfica en la que vivimos.
La economía, si ha funcionado estos años, es frágil, aunque hemos hecho un esfuerzo grande con un sistema solidario para cubrir lo necesario para los sacerdotes, religiosas, religiosos, y el funcionamiento pastoral, poniendo en común los ingresos de los ministerios, con la ayuda de la Colecta nacional del Más por Menos.
Ante la consulta del Episcopado Argentino de renunciar a los aportes del Estado, respondimos que estamos de acuerdo, y es por ello que hemos comenzado a organizarnos pensando que en el futuro inmediato, no contaremos con el aporte estatal; pero confiamos en la corresponsabilidad y generosidad de nuestra gente.
Aprovechamos esta ocasión, para agradecer a los católicos de Alemania y España, que por medio de “Adveniat” y la organización claretiana Proclade (Promoción Claretiana para el Desarrollo), apoyan y sostienen muchos proyectos de promoción humana y social de nuestra Prelatura.
Aunque las condiciones de vida de nuestras comunidades han mejorado mucho en estos tiempos, sin embargo no se resuelven los problemas de la pobreza, no se han generado fuentes genuinas de trabajo, la marginación y posibilidades de progreso, especialmente para los jóvenes son escasos. La situación socio-económica no mejora, sino que se deteriora poco a poco y siempre “llueve sobre mojado”, son los mismos, los que padecen las situaciones de carencias.
Creemos que los grande lineamientos de las III Asamblea del año 1996, siguen siendo válidos y seguirán iluminando de algún modo los desafíos pastorales del futuro:
“Queremos una Iglesia de comunión y participación, festiva, que desde la misión evangelizadora de todos y a la luz de la Palabra y haciendo suya la presencia de Dios en la cultura del Pueblo, haga crecer el Reino de Dios entre nosotros con la fuerza del Espíritu Santo”.
Sabiendo que debemos actualizar las respuestas a los desafíos pastorales actuales, nos ponemos en actitud de oración y escucha; pedimos que el Espíritu Santo que Jesús nos prometió, nos siga iluminando, que la Virgen de la Candelaria, Patrona de esta Iglesia particular que peregrina en la Puna, Valles y Quebrada, nos cuide y acompañe.
Su hermano y Pastor.
Pedro Olmedo Rivero CMF
Obispo de la Prelatura de Humahuaca.
Humahuaca, enero 2019.