Sirviendo como Misionero en la Diócesis de Kumbo – P. Francis Okorie, CMF

Sep 17, 2019 | Cameroun, Claretianos hoy

Las palabras de Cristo resuenan en voz alta en momentos de crisis para todos: “Si no estás dispuesto a cargar con tu cruz y seguirme, entonces no puedes ser mi discípulo”. Estas palabras, aunque implican algún tipo de carga, sirven como una fuente de fortaleza para los misioneros que tienen que trabajar en los lugares más difíciles, especialmente para aquellos que trabajan en la parte sur de Camerún (noroeste y sudoeste).

Yo fui agraciado con esta oportunidad de servir al Señor en tal situación, dentro de la Diócesis de Kumbo en la división Bui de la región noroeste de Camerún. El pueblo de Kumbo es un lugar peculiar, tanto por los excesos en las realidad social y su lucha por la libertad, como por la actualidad del «País Ambazoniano». Estos excesos han llevado a una disminución socioeconómica sin precedentes y han representado, para la Iglesia en Kumbo y para todos los misioneros que trabajan allí, una tarea desafiante y una oportunidad para dar testimonio del Evangelio.

Una de las cosas desafiantes a las que se enfrentan los misioneros es hablar en contra del mal y de los excesos de ambas fuerzas de la milicia (los luchadores por la libertad y los militares de la República de Camerún). La verdad se ha convertido en algo que temer por miedo a ser etiquetados, bien por los luchadores en favor de la libertad como traidores, bien por el gobierno militar como secesionistas; en cualquier caso, uno puede ser asesinado. Esto provoca en la población una fuerte sensación de miedo Sin embargo, de alguna manera encontramos maneras de hablar, incluso con humor, sobre la verdad en cualquier asamblea litúrgica que nos ofrece tales oportunidades. Con todo, esto tiene un precio: algunos sacerdotes e incluso el Obispo han sido secuestrados por los luchadores por la libertad que nuestro gobierno acusó injustamente.

Sin embargo, y a pesar de la crisis que ha suscitado las actividades eclesiales y sociales y de una traición abrumadora de la fe, por temor, por parte de algunos cristianos católicos, ha habido un esfuerzo contundente de un buen número de cristianos católicos, del Obispo y de su clero, con los diversos misioneros en la Diócesis, para seguir llevando adelante las actividades pastorales. Una de ellas es la pastoral juvenil en la que se ha tratado de involucrar significativamente a los jóvenes, que han sido privados de la escuela, en algunas actividades sociales y pastorales como diferentes tipos de adquisición de habilidades y formación espiritual.

También existe la dificultad de llevar a cabo la obra misional, ya que la crisis ha paralizado las actividades de la vida y ha hecho que muchas personas huyan de sus hogares para buscar refugio en otro lugar. Con todo, es una experiencia enriquecedora como misionero ver el poder del Espíritu de Dios obrando en uno mismo y en la comunidad, ya que todavía vivimos, como un signo de esperanza y de la presencia de Dios, entre una gente desgarrada y desgastada por la crisis, ofreciéndoles alguna razón para creer en un día mejor y un propósito para continuar adelante. Ésta es una forma particular de dar testimonio del Evangelio. Y ha desafiado enormemente la fe, y al mismo tiempo, la ha fortalecido.

Sonreímos e intentamos hacer el mejor uso de lo que tenemos, y ayudamos a aquellos a quienes podemos ayudar a encontrar una razón para vivir. Al igual que las historias contadas de los primeros misioneros, que aún seguían adelante a pesar del miedo a la muerte y la enfermedad, nosotros también hemos desafiado las probabilidades, y nos hemos quedado en el lugar para dar testimonio de la fe que profesamos y de la vocación que Dios nos ha dado.

P. Francis Okorie, CMF (14 de septiembre de 2019)

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