Los relatos del Evangelio que nos narran las apariciones de Jesús resucitado subrayan repetidamente dos elementos: el deseo de Jesús de que la paz renazca en los corazones de sus discípulos y el envío de éstos a compartir con los demás el don recibido.
Este deseo de paz se hace más fuerte en nuestros corazones cuando contemplamos el sufrimiento y la muerte que la violencia y la guerra provocan en diversas partes de nuestro mundo.
Celebrar la Pascua del Señor es confesar que la vida es más fuerte que la muerte, que la paz es más poderosa que la guerra, que el amor no podrá nunca ser vencido por el odio. Celebrar la Pascua del Señor es confesar esta fe y comprometernos a articular toda nuestra vida desde ella.
Que la celebración de la Pascua del Señor transforme nuestras vidas y nos ayude a ser testigos audaces y creíbles de la Nueva Vida que se manifiesta en su Resurrección. Os deseo a todos una gozosa celebración pascual.
Josep Ma. Abella CMF.
Superior General.
