Madrid, España. El P. Claret nos dejó en su Autobiografía la sugerente alegoría de La Fragua. Explicó que, durante sus años de formación en Vic, le pasó lo mismo que a una barra de hierro en un taller de cerrajero: que, puesta en un yunque, al calor del fuego, y gracias a los acertados golpes de martillo de un maestro herrero, va tomando una nueva forma hasta convertirse en una “una saeta”, que María lanza a la misión (cf. Aut 274).
Este año, el proyecto de formación permanente La Fragua cumple 30 años. Una larga trayectoria, en la que se ha consolidado como un auténtico itinerario espiritual claretiano. Los orígenes fueron sencillos y discretos, en la antigua provincia de Castilla; ahora, es un rico proyecto congregacional, en el que ya participan claretianos de todos los continentes, tanto en español como en inglés. A la luz de este camino, surgió también el proyecto de La Fragua de la Tercera Edad, abierto a los miembros de la Familia Claretiana.
El XXVI Capítulo General reconoce su valor al afirmar:
“Precisamos crear una cultura de renovación espiritual que nos ayude a aprovechar estas experiencias como dinamismos de crecimiento en nuestro camino misionero” (QC 40).
Además, al hablar de la primera parte del sueño congregacional, asume como compromiso: “Nos replantearemos el sentido actual de los lugares claretianos y los centros CESC y Fragua, como espacios de inspiración y renovación” (QC 48).
Con este objetivo, del 26 al 28 de septiembre del 2023, nos hemos reunido un grupo de siete claretianos, en la sede del Centro Fragua, en Los Negrales, Madrid. El P. Carlos Sánchez, Prefecto General de Espiritualidad y Vida Comunitaria, convocó la reunión y encargó su animación al P. Gonzalo Fernández, CMF, que conoce muy bien el proyecto por haberlo acompañado de cerca desde sus orígenes. También participaron los PP. Paulson Veliyannoor, Juan Carlos Martos, Salvador León, Félix Ketoglo y Rodolfo Morales, CMFF. Entre los participantes se encontraban personas que han sido parte de los equipos de animación durante muchos años y otros más nuevos; por lo tanto, hemos podido combinar muy bien la riqueza de la experiencia con la frescura de las nuevas sensibilidades.
Durante el encuentro han vuelto la mirada a la historia de La Fragua para detectar los elementos que más han ayudado y los que necesitamos mejorar. También han preguntados por la realidad de los participantes y sus necesidades. A partir de este análisis, han discernido acerca del enfoque del proyecto. Han decidido extender su tiempo de duración de 75 a 80 días y recuperar las cuatro etapas clásicas del itinerario: Quid Prodest, Patris Mei, Caritas Christi y Spiritus Domini, que habían sido cambiadas por los tres procesos de transformación señalados por el XXV Capítulo General. Han revisado los contenidos de cada núcleo y han establecido las metodologías más adecuadas para cada proceso. También han evaluado las experiencias fuertes del itinerario y decidimos quedarnos solo con las dos más fundamentales: los Ejercicios Espirituales y la peregrinación a los lugares claretianos, en orden a garantizar la profundización y evitar la dispersión. Finalmente, dialogaron acerca de muchos aspectos prácticos para que los nuevos encargados los tengan en cuenta.
Terminaron la reunión contentos porque La Fragua sigue mejorando. Esperan que cada año sean muchos más los misioneros que se animen a vivir esta hermosa experiencia y, así, profundizar en su identidad claretiana y renovar su respuesta vocacional.
Fuente | Prefectura General de Espiritualidad y Vida Comunitaria
