São Paolo, Brasil. «Gracias y alabanzas infinitas sean tributadas a Dios por tan insigne beneficio hecho a esta mi querida diócesis, que va a rejuvenecer mediante el fecundo apostolado de estos edificantes religiosos».
Con estas palabras Dom Joaquim Arcoverde, obispo de São Paolo, agradecía al P. José Xifré la llegada de los misioneros a tierras brasileras el 19 de noviembre de 1895. De esta fecha han pasado 125 años y hoy son motivo de júbilo por todo el bien recibido.
La primera comunidad misionera que llegó a Brasil estaba formada por 9 misioneros, 6 presbíteros y 3 hermanos, encabezados por el P. Ramón Genover. El lugar de residencia fue el barrio de San Francisco, desde donde extendieron la predicación itinerante hacia otros puntos de São Paolo. Después de poco tiempo recibieron su nueva casa en propiedad, la actual curia provincial, desde donde la misión fue tomando mayor estabilidad. «Todo es verdor y poesía» escribía el P. Genover, en lo que podríamos entender que esta misión se abría a la esperanza y a la creación de nuevas posibilidades.
En palabras del P. Marcos Loro, cmf, actual Superior Mayor de la Provincia de Brasil, si bien «todo era nuevo para estos hombres [en] lengua, costumbres, clima, manifestaciones religiosas, etc.» ellos no dejaron de lado nuca su deseo martirial pues «todos tenían la certeza que la amada Congregación los acompañaba en esta nueva y emocionante misión en tierras de la Santa Cruz». De aquí se desprende lo variado del ministerio ejercido durante estos 125 años. El esfuerzo estuvo en la formación de religiosos y laicos con colegios y universidades; la animación parroquial; los medios de comunicación con radios, televisión y editorial donde se destaca el trabajo de “Ave Maria”; la Santa Casa de la Misericordia y obras sociales de promoción; la atención a migrantes y situaciones de vulnerabilidad; el compromiso por las luchas sociales y ecológicas en distintos puntos del inmenso Brasil; la profecía de Pedro Casaldáliga y muchos otros ministerios son frutos de la Palabra que anima la vida misionera. No se debe olvidar que, como signo de la madurez en el caminar, la provincia brasilera ha favorecido la fundación Mozambique donde, junto con la provincia de St. Thomas, se animan distintos proyectos para cuidar y acompañar esa porción del Pueblo de Dios.
Son abundantes los motivos para agradecer, pero son muchas más las motivaciones para seguir soñando. Y es que los jubileos son necesarios para refrescar el don del agradecimiento y reavivar los esfuerzos que hacen arder en caridad con un fuego imaginativo y creador.
Hacer parte del jubileo
Brasil es, a nivel mundial, uno de los países más afectados por la pandemia de COVID-19. Sin embargo, en este clima, el jubileo no podía pasar de ser percibido, sobre todo porque confirma opciones por el cuidado y la atención responsable de las comunidades.
Para poder acompañar los festejos, la página oficial de la Provincia Claretiana de Brasil ha diseñado un apartado especial con motivo del jubileo. Allí podrán encontrar algunas fechas de referencia, motivaciones para la celebración y una breve referencia al logo y a lo que este aniversario significa. Cabe destacar el material preparado por Claretiano TV Missionários Claretianos – 125 Anos no Brasil, donde podrán encontrarse referencias audiovisuales al legado gestado por tantos misioneros y colaboradores de la misión.
Finalmente, este jubileo se propone hacer una revisión de la memoria y por tal motivo el Gobierno Provincial de Brasil ha encomendado la escritura de la «História da Província Claretiana do Brasil», donde una comisión de religiosos claretianos y estudiosos de los distintos centros de formación académica de la Provincia, trabajarán para presentar una obra histórica en el Capítulo Provincial de 2023.
A todos los interesados los animamos a continuar profundizando y a acompañar este jubileo con una oración por los misioneros de Brasil.