España. Tomamos del periódico Alto Aragón (11-marzo-2008) una información firmada por Ángel Huget que ofrecemos a nuestros visitantes.
Publicaciones Claretianas, de Madrid, ha sacado a la luz la tercera edición de la obra “Ésta es nuestra sangre. Seminario claretiano mártir. Barbastro, 1936” del autor Gabriel Campo Villegas, que incorporó nuevos testimonios y terminó las las correcciones del libro días antes de su muerte, en septiembre de 2007. Las dos ediciones anteriores están agotadas, ya que ha sido la obra con más éxito en la trayectoria literaria del misionero barbastrense.
En esta obra, refleja los acontecimientos reales en torno a los Mártires Claretianos beatificados por Juan Pablo II (1992) contados por testigos fieles que los vieron y los oyeron. “Si a alguien le parecen excesivos, no es mía la culpa, sino de los acontecimientos”, según constata el autor.
El prólogo es obra de Fernando Sebastián, arzobispo emérito de Pamplona, quien aconseja “la lectura sosegada de este libro” cuya aportación califica de “plato fuerte al menú excesivamente melifluo del catolicismo español contemporáneo. Al decir esto no me mueve ningún sentimiento de crítica ni de descalificación de nada ni de nadie”, añade.
Opina que el libro está escrito “con una evidente intención de veracidad y sobriedad que lo hace casi lacónico” y también que los lectores “se verán interpelados por los hechos, conmovidos por la entereza de los mártires, por la luminosidad de los testimonios y por la grandeza sobrenatural de los testigos”.
Gabriel Campo manifiesta en la reflexión previa: “los testimonios sobre los misioneros claretianos mártires de Barbastro son impresionantes”, abruma “la documentación de primerísima mano, los testigos presenciales, las declaraciones bajo juramento de hombres y mujeres que vieron y oyeron sus palabras, el repetido perdón a sus enemigos, a sus verdugos, su calvario lento, inexorable”.
El autor se basa en testimonios de testigos de un lado y de otro, “católicos y anarquistas, seres humanos que recuerdan aquellos días de julio y agosto de 1936 como una pesadilla de horror y de fe”, tras hablar con ellos, residentes (entonces) en Barbastro, Zaragoza, Barcelona, París, Montauban, Yugoslavia y México.
La obra incluye documentación e historias complementarias para completar la de “treinta seminaristas mayores, de 22 a 24 años, demasiado jóvenes para presentir -tan cercano- el aliento helado de la muerte, que llegaron a la estación de ferrocarril de Barbastro, su último destino”. Sus restos están expuestos en el Museo de los Mártires Claretianos de Barbastro, inaugurado el 13 de agosto de 1993, por el que pasaron 4.000 personas durante 2007.