Roma, Italia. Hace unos doce años, un encuentro de misioneros de todos los continentes propuso que la Congregación impulsara y articulara en torno a la idea de Solidaridad y Misión (SOMI) su compromiso con el anuncio del evangelio, la justicia, la paz, el cuidado de la Creación y la transformación del mundo según el designio de Dios.
Alentada por los dos últimos capítulos generales, SOMI ha aglutinado desde entonces las búsquedas y esfuerzos de muchas personas y comunidades con espíritu claretiano en favor de un mundo y un planeta más conformes con el querer de Dios y los valores del Evangelio. Con el espíritu de SOMI se han denunciado situaciones de injusticia, explotación y maltrato y se han acompañado procesos de toma de conciencia, empoderamiento, promoción de los derechos humanos, resolución de conflictos y defensa de los derechos de las mujeres y de todo tipo de minorías.
Todas las provincias y delegaciones claretianas, en modos muy diversos, han tratado de impulsar lo que Querida Congregación llama el compromiso con la fraternidad universal, la justicia, la paz y el cuidado de la casa común en un marco de colaboración con gentes de diversas culturas, etnias y religiones para la transformación del mundo (QC 79).
Para combatir la tendencia hoy tan extendida a dar por inevitables la indiferencia, el descarte y la injusticia, los Misioneros Claretianos quieren rechazar toda tentación de vivir un Jesucristo sin carne, una fe y una vida misionera que prescindan del otro, que pasen de largo ante las cruces de tantos.
Para reforzar ese compromiso, la Congregación ha alentado un proceso de discernimiento que se ha ido enriqueciendo con voces de hombres y mujeres de los cinco continentes, y que se ha plasmado en estas Orientaciones ratificadas por el Gobierno General de la Congregación.
Nada humano es ajeno a un cristiano. Ningún sufrimiento ni empeño en favor del bien puede ser ajeno a los misioneros claretianos, a los que el Papa Francisco ha invitado a la proximidad, la compasión, la ternura, el empeño en los derechos humanos y el compromiso con la transformación de la realidad.
La primera parte de las Orientaciones intenta dar razón de la relevancia de SOMI, una realidad transversal llamada a hacerse presente en todas las dimensiones de la vida y misión claretianas (la espiritualidad, la formación, la economía, la organización comunitaria, las prioridades y estilos misioneros…). El texto está muy enriquecido con abundantes referencias a la tradición claretiana y las enseñanzas de la Iglesia.
El segundo apartado describe cómo se articula hoy la realidad de Solidaridad y Misión en las instancias generales de la Congregación. El texto explica el sentido de la Procura General de Misiones, el secretariado general de Justicia, Paz e Integridad de la Creación, la presencia de la Congregación ante Naciones Unidas y la relación entre estas tres realidades claretianas. Las Orientaciones recuerdan cómo muchas iniciativas nacidas en contextos claretianos trabajan por el desarrollo humano y la ecología integral sumando fuerzas con gente de bien en todos los continentes.
El documento recuerda la relevancia que Solidaridad y Misión ha de tener en toda provincia y delegación claretiana, y hace algunas propuestas de organización de SOMI en los Organismos Mayores y en las Conferencias continentales.
El rico contenido de las Orientaciones, redactadas para fomentar el diálogo y la profundización, ha sido ya estudiado en dos talleres celebrados en Asia y lo será en 2025 en un encuentro que quiere reunir a personas de las regiones claretianas de África. El equipo general de SOMI está discerniendo qué iniciativas proponer para que, con ocasión de la aparición de este texto, los claretianos y las comunidades e iniciativas a ellos vinculadas puedan revisar su compromiso con el evangelio y su traducción en las situaciones de muchos grupos y sociedades.
La Familia Claretiana quiere tener muy presente las llamadas del Papa Francisco al explicar el lema del Año Jubilar (Peregrinos de Esperanza): recuperar el sentido de fraternidad universal, no cerrar los ojos a la pobreza desenfrenada que impide a millones de personas gozar de la vida digna que merecen, implicarse en el cuidado de la Creación con acciones concretas. Es tiempo de SOMI; es tiempo de mejorar su vivencia.
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Fuente: Predo Belderrain, CMF, Prefecto de Apostolado
