Queridos hermanos:
La fiesta del Inmaculado Corazón de María es la fiesta de nuestra identidad carismática dentro de la Iglesia. En la fiesta del Sagrado Corazón contemplamos el corazón de Jesús, nos configuramos con él y luego somos convidados en la Iglesia a mirar el Corazón de María para aprender cómo caminar con él. Como Hijos del Corazón de María, nuestro ethos espiritual es la ternura de su corazón.
En este día festivo, me gustaría resaltar 3 cosas: La primera es que ella [María] tiene el corazón arraigado en su Señor y la mejor expresión de ello es el Magníficat, todo lo ve desde la perspectiva divina, lo que la hace capaz de ensalzar y alabar al Señor, su Salvador, por cuanto acontece en su vida.
La segunda es la audacia de su respuesta en el “Fiat”. Cuando Dios la llamó dijo ‘sí’ aún desconociendo todo lo que le sucedería. Y mientras caminaba con el Señor, abrió sus brazos a los acontecimientos sin estar en el centro del escenario ni siendo la protagonista. La mejor expresión la tenemos además en lo que nos dice la Palabra del Señor: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? El/la que cumple la voluntad de Dios. Ella [María] posee la audacia para buscar y hacer la voluntad de Dios en su vida.
La tercera es su manera de andar. La vemos en la Biblia siguiendo a Jesús, caminando con los discípulos y haciéndose presente sin llamar la atención, incluso cuando los discípulos huyeron, ella permaneció allí, al pie de la cruz. Ella es quizás la mejor expresión de un camino sinodal: caminando juntos, con Jesús al centro, haciendo las cosas juntos. Y por eso vemos su presencia cualitativa en los momentos más cruciales de la vida de Jesús: al pie de la cruz, en Pentecostés y también en el Cuerpo Místico de Cristo, la Iglesia, acompañada por su constante presencia, incluso por medio de apariciones.
Como Hijos de su corazón, debemos aprender [y aplicar] su tierno amor en nuestras relaciones, arraigados en Cristo, audaces en nuestra respuesta y caminar sinodalmente hacia delante con Cristo al centro, escuchándonos mutuamente y escuchando también al Espíritu Santo. ¡Feliz Fiesta para todos y todas!
Fr. Mathew Vattamattam, CMF
25 de junio de 2022