Queridos hermanos:
Hemos realizado juntos este itinerario durante esta pasada semana explorando, en un contexto de oración, reflexión y diálogo fraterno, cómo preparar el próximo XXVI Capítulo General que se celebrará en 2021. Hemos utilizado el enfoque de la indagación apreciativa y las conversaciones honestas en grupos para recoger los frutos de este encuentro.
Al fijar nuestra mirada en el futuro, comenzamos desde donde nos encontramos en términos de nuestra vida y misión. Hemos nombrado algunas de nuestras dolencias individuales y comunitarias que minan nuestra energía apostólica y que nos afligen cuando no estamos enraizados en nuestro carisma, y nos distraemos de lo que es esencial e importante para nuestra vida y misión común. Hemos hecho un discernimiento conjunto de la llamada de Dios a nosotros en el mundo de hoy. Hemos escuchado el clamor de la gente en las diversas periferias de la vida humana, así como nuestro propio grito interior de autenticidad y coherencia en la vida misionera. Hemos soñado juntos el sueño de Dios con nosotros, los misioneros claretianos de nuestro tiempo. No hay mejor sueño para un misionero claretiano que el que el Padre Claret soñó para nosotros en la definición de un misionero. Y nosotros articulamos ese sueño desde la realidad de nuestro tiempo.
Después de esta exploración preliminar que hemos realizado conjuntamente, nos hemos centrado en lo que dicen nuestras Constituciones sobre el Capítulo General y hemos asumido nuestra responsabilidad compartida de poner a toda nuestra Congregación en un camino común de preparación para el próximo Capítulo General que se celebrará en agosto-septiembre de 2021. Hemos trazado un itinerario realista hacia el Capítulo General que involucre no sólo a los misioneros claretianos, sino también a la Familia Claretiana y a nuestros colaboradores. En la etapa preparatoria, es importante escuchar también las voces de las personas que pueden ofrecer puntos de vista sobre nuestro envío a la misión y que nos ayuden a ver las cosas también desde perspectivas que no conocemos. Todos nosotros, el Gobierno General y los Superiores Mayores, tenemos una seria tarea que hacer en nuestros lugares con los frutos de este encuentro. Lo primero que hay que hacer es concienciar a los propios Consejos de Gobierno, y con vuestra creatividad, sobre este encuentro.
Como resumen, me gustaría compartir con vosotros algunos puntos para llevar a nuestras casas.
- El enfoque de abajo hacia arriba: El Capítulo no es algo que tenga lugar lejos, en Roma, en el año 2021, en el que vosotros y/u otros representantes participarán para elegir el Gobierno General y regresar con un documento capitular. Es un evento de la Congregación en el que vosotros queréis que todos vuestros Organismos Mayores se sientan parte y contribuyan creativamente a él. Así, el Capítulo tendrá el olor de las ovejas, el toque de las verdaderas preocupaciones relacionadas con nuestra vida y misión en la base.
- Un enfoque experiencial y narrativo: La necesidad de nuestro tiempo es más una necesidad de testigos y santos que de ideólogos e idealistas. Nuestro modo de preparar y celebrar el Capítulo debe ser un testimonio de nuestra vida y misión en la Iglesia. Esto exige un enfoque de la entera persona que comprometa todas las facultades de la persona del misionero claretiano en lugar de limitarse principalmente a conceptos y pensamientos. El enfoque narrativo típico de la proclamación del kerigma evangélico sería útil para caminar como comunidad congregacional que celebra el Capítulo.
- Un acontecimiento sinodal: El Capítulo es un evento de discernimiento colectivo en el que todos los miembros participan responsablemente en cada fase según sus respectivos roles. El papel de las comunidades locales y de las diferentes plataformas apostólicas es muy crucial durante la etapa preparatoria.
- Conciencia del carisma: Aprovechando las diferentes conmemoraciones (150 años de presencia claretiana en América, 150º aniversario de la Pascua del Padre Claret), la preparación y celebración del Capítulo debe ser un crecimiento colectivo en la conciencia de nuestra herencia carismática. Así el amor a nuestro carisma cualificará nuestra preparación y celebración del Capítulo que, a su vez, nos ayudará a amar más nuestra vida y misión.
- Conciencia de misión: Nuestra razón de ser en la Iglesia es la Missio Dei. En el pasado reciente ha habido serias reflexiones sobre la misión de la Iglesia para promover una era de Nueva Evangelización en el mundo. Nuestra preparación del Capítulo debería ser una ocasión para profundizar en el sentido de la finalidad de la Congregación, y para sintonizar todas nuestras actividades con el «por qué» de nuestra existencia en cada contexto.
- Obra del Espíritu: En cada etapa del Capítulo, debemos tener presente que somos colaboradores y co-creadores con el Espíritu Santo que guía a la Iglesia y a la Congregación en la historia. Nunca sustituiremos la centralidad y la creatividad del Espíritu Santo en el proceso del Capítulo co nuestras maniobras humanas y técnicas. Nuestro Fundador conocía muy bien este arte. Es en la oración y la adoración donde nos sintonizamos con el Espíritu de Cristo. Deberíamos poder decir del proceso del Capítulo que «el Espíritu Santo y nosotros» lo hemos hecho como San Lucas narra la actitud de la Iglesia primitiva (Hechos 15).
En la etapa de preparación del Capítulo General, una imagen que me viene a la mente es la forma en la que un coreógrafo prepara a su grupo mediante un doble movimiento. Él mismo actúa como parte del grupo para sincronizar los movimientos de los actores de acuerdo con la música estando dentro del grupo y, ocasionalmente, se mueve para tener una visión lejana. Necesitamos mirar cómo vivimos y llevamos a cabo la misión con conciencia y, ocasionalmente, movernos para explorar cómo nuestra vida y misión se presentan a los demás.
Una metáfora apropiada para nuestro trabajo es la de una orquesta en la que el director y cientos de artistas reúnen sus mejores talentos para presentar una sinfonía ante el mundo. Guiados por el Espíritu de Cristo, debemos poner en común todos nuestros talentos y dones, y tocar la música de nuestro carisma, una narración del amor de Dios por el mundo, regalado a la Iglesia a través de nuestro Fundador San Antonio María Claret.
Finalmente, hemos compartido algunos de los asuntos congregacionales relacionados con la protección de los menores y personas vulnerables, y varias iniciativas para animar los procesos de transformación de la Congregación. Los diversos temas que abordamos dentro de nuestro ámbito (en nuestras relaciones, manejo de recursos, disponibilidad para la misión de la Congregación, etc.), en la Iglesia y el mundo, nos desafían a ser testigos y mensajeros creíbles del Evangelio hoy. Hemos de hacer todo lo posible para asegurar la responsabilidad, la rendición de cuentas y la transparencia en la forma en la que manejamos los asuntos en todos los niveles de la Congregación.
Por lo tanto, arraiguémonos en Cristo y tengamos la audacia de caminar en la dirección que el Espíritu guíe a nuestra Congregación. Encomiendo nuestra preparación y celebración al Inmaculado Corazón de nuestra bendita Madre para que ilumine y acompañe a sus hijos con su sabiduría y amor maternal.
P. Mathew Vattamattam, CMF
Superior General
Talagante, 20 de enero de 2020