Mensaje a la Congregación: La respuesta claretiana a la pandemia COVID-19

Mar 25, 2020 | Tablero

Queridos hermanos:

Saludos fraternales. Hoy es la solemnidad de la Anunciación del Señor en la que contemplamos la promesa de Dios de un hijo nacido de una virgen cuyo nombre es Emmanuel «Dios está con nosotros» (Is 7, 14; 8, 10) y el fiat de María (Lc 1, 38) al designio salvífico de Dios para la humanidad con todas las consecuencias que ello conllevaba para ella en el futuro. El hijo nacido de la virgen ofreció una respuesta de obediencia: «He aquí que vengo a hacer tu voluntad» (Hb 10,10). Como hijos del corazón inmaculado de María, responderemos a la presente pandemia COVID-19 con la mentalidad propia de nuestra identidad.

En Roma, estamos en la tercera semana de «vida enclaustrada» sin salir. La actual comunidad de 26 claretianos de la Curia se está acostumbrando a esta condición de manera saludable. Cada uno se ocupa de sus responsabilidades, estudios u otros trabajos domésticos y encontramos tiempo para compartir siempre que estamos juntos. Llevamos presente la humanidad vulnerable en nuestros corazones al Señor en oración y adoración. Dos de nosotros (Vicente Sanz y Carlos Verga) están retenidos en sus países de origen esperando viajar después de que la pandemia disminuya. La comunidad tiene una adoración diaria en las tardes antes de las vísperas. Los miembros han realizado algunos sacrificios para recaudar dinero y apoyar a Sant’Egidio, que proporciona alimentos para los sin techo. Hay medidas más estrictas en la ciudad para limitar los contactos humanos directos de cara a prevenir la propagación del virus, y las cumplimos.

Resulta desgarrador para nosotros saber del sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas en Italia, especialmente en el norte, donde el número de muertos se está disparando. Sacerdotes, religiosos y personal de salud también se encuentran entre las víctimas. Esperamos que las medidas tomadas por el gobierno tengan efecto en los próximos días. La situación de otros países de Europa, América, África y Asia también está empeorando. Sólo tenemos un caso reportado hasta ahora entre los claretianos que es el de Mons. Javier Travieso que se encuentra infectado con el virus. Mons. Travieso Javier (hoy es el 11º aniversario de su ordenación episcopal) está estable y espera mejorar con el paso de los días. Permaneceremos cerca de nuestro hermano, y de todas las personas afectadas y que sufren este virus pandémico, con nuestras oraciones y amor.

La respuesta claretiana a la pandemia COVID-19

Me gustaría compartir con vosotros algunas reflexiones para ayudaros a responder a la pandemia en nuestras respectivas comunidades y Organismos Mayores.

  1. Actitud hacia la Pandemia: Respondemos a la pandemia con actitudes y virtudes cristianas y claretianas. Destacaría la calma (no pánico), la fe (sin caer en la impotencia), la esperanza (sin desesperación y oscuridad) y el amor (nunca indiferente y sin acedia). Como claretianos debemos estar con nuestro mejor espíritu cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles y afrontamos esta crisis mundial. Sólo así podremos fortalecer a quienes nos rodean y apoyar todos los esfuerzos para hacer frente a la situación. La pandemia pasará como muchas otras en la historia de la humanidad. Sin embargo, viviremos esta crisis con conciencia, y haremos de buena gana y con amor todo lo que debamos hacer en este momento. También debemos estar preparados para hacer frente a las repercusiones de la pandemia en la economía mundial, el trabajo y las condiciones de vida, especialmente después de esta situación, que también nos afectarán a nosotros.
  1. Responsabilidad por uno mismo y por los demás: Todos debemos asegurarnos de que seguimos plenamente las directrices dadas por las autoridades civiles y eclesiásticas. La irresponsabilidad de algunos civiles ha causado una situación catastrófica en algunos lugares. Cuando se está sano, se tiende a ignorar las prescripciones sobre el contacto humano y la higiene personal para evitar la propagación del virus. El descuido de un miembro puede poner en peligro a todo el grupo o comunidad y a todos aquellos con los que se encuentre. Todos los Superiores deben velar por que se sigan las instrucciones en su respectivo Organismo Mayor o comunidad. También invito a los Superiores Mayores y a sus Consejos a evaluar la situación en su región y ver cómo pueden colaborar con los esfuerzos de la Iglesia y de la sociedad civil para hacer frente a la situación. Cada uno de nosotros debe prestar atención para no convertirse en la causa de infectar a otra persona como portador del invisible virus. Si algún miembro de la propia comunidad se infecta, por favor se ha de informar inmediatamente al Superior Mayor y seguir estrictamente lo que le soliciten las autoridades sanitarias de la región. Es importante conocer de antemano estas directrices consultando las fuentes pertinentes.
  1. Extraer de la fuente: necesitamos fuerza espiritual para hacer frente a la situación que requiere más que esfuerzos humanos de cara a vencer a la pandemia. La mayoría de nosotros no puede y no debe salir directamente al encuentro de la gente para dar asistencia. Sin embargo, como Moisés que levantó sus brazos al Señor para fortalecer a Israel en la batalla (Éx 17,11), levantaremos nuestros corazones en oración durante la «permanencia en casa» pidiendo sabiduría y fuerza para los profesionales de la salud y las autoridades civiles que están en primera línea haciendo frente a la peligrosa situación. Todos nosotros deberíamos encontrar algún momento para rezar por aquellos que están en primera línea luchando contra la enfermedad y por aquellos que son víctimas. La mayoría de los cristianos del mundo no pueden participar en la Misa en persona. Llevémoslos en nuestros corazones cuando celebremos la Eucaristía. Me causa alegría saber que la mayoría de las comunidades han organizado momentos de oración y adoración pidiendo la misericordia de Dios y el fin de este virus COVID-19.
  1. Creatividad e innovación: El tiempo de «quedarse en casa» para desconectar y derrotar el virus debería ser un tiempo para formas creativas e innovadoras de conectar con otros para llevar a cabo nuestra misión al pueblo. Nuestros misioneros están llegando a la gente de muchas maneras. Me alegra saber que nuestros hermanos están realizando sus ministerios usando los medios sociales. Muchos han comenzado los estudios bíblicos y el catecismo a través de Internet o de la videoconferencia. Muchas actividades espirituales se realizan a través de streaming. Los estudiantes continúan sus estudios online. Las comunidades hacen sacrificios para recaudar dinero de cara a conseguir comida para los trabajadores vulnerables y los vendedores ambulantes afectados por el cierre de tantas semanas. Aunque nos quedamos en casa para romper la cadena de difusión del virus, nuestros corazones están con nuestra gente. Por favor, pensad juntos y descubrid cómo podéis llegar a ellos y cómo podemos responder con los dones que tenemos como misioneros. Este tiempo de permanencia en casa debería transformarse en un momento para profundizar en la presencia divina interior y descubrir el rostro del Señor en los demás, especialmente en los hermanos que sufren. Toda la creatividad pastoral debe fluir de esta profundidad y amplitud de nuestra fe. El mensaje de vídeo enviado desde la casa madre de Vic (CESC) por los PP. Carlos Sánchez y Josep Rovira es una alentadora invitación a todos nosotros a aprovechar el tiempo desde una clave claretiana. La actual situación de inmovilidad obligatoria también nos llama a familiarizarnos con encuentros online y las videoconferencias a diferentes niveles, en lugar de tener las diferentes oficinas y ministerios en un estado de moratoria por mucho tiempo.
  1. Comunicar la energía positiva y potenciarse mutuamente: Escucharemos cientos de teorías, mensajes y propuestas de remedios relacionados con el COVID-19 que están circulando en los medios sociales. Como muchos también nosotros somos ávidos usuarios de los medios sociales. Por favor, tengamos en cuenta los efectos de los mensajes y reenvíos que compartimos con otros. Cuando difundimos noticias falsas o información no confirmada a otros causando pánico y negatividad en sus mentes, también estamos actuando como el mismo virus contra el que luchamos, excepto que el virus infecta los cuerpos mientras que nuestros mensajes infectan las mentes. Podemos obtener información fiable sobre este tema en el sitio oficial de la OMS: https://www.who.int/. Seamos misioneros que portan consuelo, esperanza y fuerza a los demás por todos los medios posibles, en lugar de ser profetas de fatalidades y sembradores de negatividad. Podemos ser evangelizadores en los medios de comunicación social utilizándolos como una oportunidad para difundir el bien.
  1. Dejad que la Palabra de Dios os ilumine: Como servidores de la Palabra, éste es un momento para nutrirnos y nutrir a los demás con la Palabra de Dios. Ésta nos da una visión y comprensión más profunda de los eventos que suceden en y alrededor de nosotros. Todos los acontecimientos de la historia son signos de la acción salvadora de Dios. La situación actual está abriendo los ojos de muchos seres humanos a muchas realidades: el desastre ecológico que hemos estado infringiendo sin pensar para satisfacer la codicia humana; la igualdad fundamental de todos los seres humanos antes de la inminente muerte; el beneficio para los animales y las plantas cuando los seres humanos han reducido la contaminación; el valor y la necesidad de replantearse el modelo de vida de la montaña rusa y estar en casa con los seres queridos; la necesidad de luchar juntos contra el enemigo común invisible olvidando las diferencias. El COVID-19 ha mostrado físicamente la interconexión de la aldea global en la que un virus contagioso puede viajar en un par de meses a 196 países cobrándose 16.362 vidas e infectando a 375.498 personas (informe de la OMS hoy a las 10 de la mañana, 25/3/2020). A menudo, no somos conscientes de los virus invisibles sociales, psicológicos y espirituales que infectan la mente y el espíritu humanos, y que agotan la vitalidad de las vidas individuales y de la comunidad humana. Los ejemplos son abundantes, como en el caso del abuso sexual de menores, el aborto, la corrupción política, etc., que deforman la dignidad divina de los seres humanos. Leamos la situación humana afectada por este evento pandémico a la luz de la Palabra de Dios que es «más aguda que cualquier espada de doble filo que atraviesa hasta dividir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón» (Hb 4,12).

Queridos hermanos, quiero expresaros la cercanía del Superior General y del Consejo General, así como de la Comunidad de la Curia General a cada uno de vosotros. Encomendamos a todos los claretianos, a todas las personas confiadas a nuestro cuidado pastoral, junto con toda la Iglesia y la humanidad, a la protección y el consuelo del tierno amor del Inmaculado Corazón de María. Nos unimos al Papa Francisco en la oración por la sanación del mundo.

Fraternalmente,

Mathew Vattamattam, CMF

Superior General

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