Irene, ingeniera en busca de su primer empleo, explica su misión en la pastoral universitaria de la diócesis de Sevilla, donde colabora en los encuentros de oración en los que los universitarios se reúnen para compartir su fe. Aquí, al igual que en la pastoral del colegio Claret, donde también participa, se esfuerza en acompañar a los jóvenes. Dice ser testigo privilegiado del paso de Dios por sus vidas.
Resalta el hecho de que, como agente de pastoral, se tiene en las manos algo muy valioso: la vida de fe de los jóvenes.
Alberto, matemático que lleva años coordinando a otros APJ, destaca la importancia de demostrar que la evangelización puede cambiarle la vida a sus catecúmenos, especialmente a aquellos jóvenes que, por la razón que sea, nadie quiere tratar ni mirar. Desea apostar por sus vidas, creer que Dios tiene un plan maravilloso para ellos.
Irene Dorado y Alberto Álvarez-Rementería (Sevilla)