Puerto Príncipe, Haití. Han pasado un año y 4 meses, desde que hizo historia el fatídico terremoto en Haití. Desde entonces nuestros misioneros en ese pais han dado testimonio de verdadera entrega a través de diversos proyectos de apoyo a la población, así como de muchos signos de fidelidad misionera. Uno de estos signos ha sido la paciencia con la que han podido vivir todos estos meses en condiciones precarias, luego de los daños que sufriera su propia casa.
El Superior mayor de Antillas ha anunciado recientemente que gracias al apoyo económico de toda la Congregación, ha sido tomada la decisión de comprar una casa que reúne las condiciones para acoger a los jóvenes con quienes se lleva un sistemático proceso de discernimiento vocacional. Además, se alquilará otra casa para la comunidad claretiana que habrá de atender la Parroquia San Antonio María Claret de Nason.
Con estos signos, la congregación asegura su presencia misionera en éste que es uno de los pueblos más sufridos del hemisferio.