Haití. En plena semana de oración por la unidad de los cristianos estos gestos son sumamente significativos. Ofrecemos a los lectores la nota enviada por Nancy Burgos, Seglar Claretiana.
Cuando me disponía a entrar a la eucaristía dominical, una
sorpresiva llamada telefónica originada por la Rev. Marisol Díaz, a quien le había llegado la carta del P. Héctor Cuadrado testimoniando su visita a Puerto Príncipe, Haití, y que le motivó a buscarnos, hizo que cambiara mi rumbo, para dirigirme a la oficina de PROMICLA en la Casa Misión Claret, Bayamón, Puerto Rico.
Allí recibí a unos hermanos luteranos de las Iglesias Evangélicas Luteranas, San Marcos de Guaynabo y De la Epifanía de Rexville, acompañados de sus Pastores, la Rev. Marisol Díaz y el Rev. Wilfredo Aponte.
Han traído para nuestros hermanos haitianos, alimentos, agua, frazadas entre otras cosas, además de una ofrenda monetaria. En adición, la ofrenda especial económica de una familia judía que nos dijo: «Aunque no somos cristianos, tenemos corazón».
Luego de que fueron acomodadas todas las cajas, pasamos a tener una pequeña celebración improvisada y espontánea, con la participación de alrededor de 20 hermanos luteranos y yo, la única católica, seglar claretiana. Comenzamos con una lectura del Apóstol San Pablo. Oramos juntos, cantamos, pedimos por nuestros hermanos haitianos, y también dimos gracias al Dios que despierta en nosotros la sed de Compasión, Consuelo y Solidaridad.
Fue una celebración ecuménica, hermosa, motivada por el amor al único Dios, Padre de todos.
Hoy no pude participar de la Eucaristía católica. Pero comulgué con Cristo en la catolicidad de su Espíritu que me trajeron mis hermanos separados. En nuestras oficinas no quedó solo una pila de cosas… quedó mucho amor, quedó LA ESPERANZA.