El edificio de la antigua Universidad de Cervera (Lérida – España), que ocupaban desde 1887 los Misioneros Claretianos, albergaba en 1936 a 154 personas: 30 Padres, 35 Hermanos, 51 Estudiantes y 38 Aspirantes que se preparaban para el noviciado. Once de estos misioneros vivían en la finca de Mas Claret a unos ocho kilómetros de Cervera.
El P. Jaime Girón, superior de aquella numerosa comunidad, ante el cariz que iban tomando los acontecimientos en Cataluña, organizó un plan de evacuación de los misioneros. Sin embargo, se frustró porque antes de lo previsto, el 21 de julio, los revolucionarios exigieron al alcalde que mandara desalojar el edificio de la Universidad en el plazo de una hora. Tras presentarse puntualmente los milicianos en la comunidad, el P. Girón les pidió que los trasladaran a Solsona, población cercana a la frontera con Francia.
A mitad de camino, en el pueblo de Torá (Lérida), los milicianos que dirigían el convoy de los misioneros determinaron retroceder hasta el monasterio de san Ramón, donde 112 claretianos fueron fraternalmente acogidos por los monjes. Sin embargo, al día siguiente, el Comité de Torá, para no verse comprometido, repartió pases para que todos salieran de ahí y huyeran. Así comenzó la dispersión de la comunidad por grupos.
La mayoría emprendió el camino hacia el Mas Claret, aunque sólo pudo llegar la mitad. En la capilla del Mas se ofrecieron a la voluntad de Dios Padre y juraron ser fieles hasta la muerte. El 24 de julio el Comité revolucionario de Cervera se incautó de la finca y sus bienes y sólo permitió que permanecieran en la casa los que vivían allí y fueran hábiles para el trabajo.
Un grupo de 15 Estudiantes, guiado por el P. Manuel Jové, se encaminó en su huida hacia Vallbona de los Monjes (Lérida). Fueron todos apresados y torturados. Tras casi siete horas de viaje, después de negarse a abjurar de su fe y de proclamar que morían por Cristo, fueron fusilados en el cementerio de Lérida.
Otro grupo permaneció en el hospital y estaba constituido por un total de 6 Padres, 4 Hermanos y 4 Estudiantes. Aunque algunos estaban gravemente enfermos o imposibilitados, fueron sacados todos del hospital y llevados directamente al cementerio de Cervera donde fueron fusilados.
Los misioneros que quedaron en el Mas Claret pudieron llevar una vida regular, aunque cada día recibían la visita de los milicianos. En la tarde del 19 de octubre con estos llegó un fotógrafo, y con la excusa de hacerles una foto, los 18 mártires de este grupo, tras ser conducidos a la era, fueron fusilados.
El número de los mártires de Cervera se completa con otros 10 Padres, 7 Hermanos y 6 Estudiantes, la mayoría de los cuales murieron solos en lugares diversos y fechas desconocidas, aunque de algunos se conocen algunos detalles de su apresamiento. El caso más conocido e impresionante es el del hermano Fernando Saperas, mártir de la castidad, por las duras pruebas y humillaciones a que fue sometido, hasta ser fusilado en el cementerio de Tárrega. Su recuerdo se hace en este Calendario el 14 de agosto.