Nació el 6 de mayo de 1894 en Geissirl (Oberpfalz – Alemania). Como otros claretianos de su época, se formó en los seminarios claretianos de la provincia de Cataluña. Recibió la ordenación presbiteral en 1920. Fue catedrático en el Seminario Romano y, desde 1930 desempeñó cargos de importancia en las comunidades claretianas de Alemania, llegando a ser Visitador de la misma.
El año 1949 terminaba el mandato del P. Nicolás García, que, estando ya enfermo, moría al año siguiente en 1950. Convocado el XV Capítulo General del 1 al 28 de mayo de 1949 en Castelgandolfo, palacio de verano del Papa cedido en agradecimiento por los servicios prestados por la Congregación, fue elegido Superior General el P. Pedro Schweiger. Su elección fue un claro exponente del creciente deseo de universalidad de la Congregación, al ser el único miembro del Capítulo que no era español. Posteriormente fue reelegido en el XVI Capítulo General celebrado en Roma en 1961. Fue Padre Conciliar en el Concilio Vaticano II y a él le correspondió iniciar en la Congregación el proceso de renovación conciliar con la organización del XVII Capítulo General Extraordinario (Roma, 1967). De muy buen carácter y de una bondadosa cordialidad, el P. Schweiger supo dar siempre a su labor de gobierno un sentido humano y fraternal. Consciente de ser llamado a vivir un carisma cordimariano, supo reflejar en su vida la cordialidad propia de los hijos del Inmaculado Corazón de María.
Durante su generalato se llevaron a cabo importantes obras, como los Colegios Internacionales de Roma (Claretianum) y Salamanca (España). Se culminó la gran empresa del Templo Votivo Internacional Cordimariano de Roma. Se fundaron revistas de prestigio como Ephemerides Mariologicae. La Congregación se organizó en varias Visitadurías, Viceprovincias y Provincias nuevas. Introdujo la Congregación en nuevos países e intensificó sus ministerios tradicionales, iluminada por su consigna: Ad maiora et ampliora. Murió en Spaichingen (Alemania) el 18 de agosto de 1980.
El P. Schweiger dio un gran impulso universalista a la Congregación. La preocupación por las vocaciones y por el crecimiento cuantitativo de la Congregación por todo el mundo fue una de sus principales preocupaciones. En 1955 escribía una circular en la que hacía observar el insuficiente crecimiento de la Congregación y el deseo de su universalización. En su visión universal de la Iglesia y, dentro de ella, en el deseo, tan característico suyo, de universalizar más la Congregación extendiéndola por todo el mundo, experimentó con dolor nuestros pocos efectivos en cuanto al personal. En consecuencia, para él era una necesidad ineludible e inaplazable, el fomentar y promover por todos los medios el incremento de la Congregación.