Fecha: 16 de Octubre – Siervo de Dios, Hno. Miguel Palau

Nacido en Serrateix, provincia de Barcelona (España), el 24 de julio de 1868, Miguel Palau llamó a las puertas de la Congregación el 13 de enero de 1890. Falleció, con fama de santidad, en Cervera (Lérida – España), el 16 de octubre de 1929.

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Podemos decir que la comunidad de Cervera fue su primer y definitivo destino. Casi toda su vida misionera se desenvolvió entre la ex Universidad y Mas Claret, secciones que componían la misma y única comunidad. Se dedicó siempre a trabajos de mantenimiento con el cargo de albañil y los consiguientes trabajos de fontanería, electricidad y responsable del trazo de zanjas para diversas instalaciones.

Su biógrafo, el P. Antonio María Arranz, lo recuerda así: «Han transcurrido ya unos cuarenta años, y aún parece que le vemos… Mediano de estatura, pálido el rostro y enjutas las carnes, pausado su andar, siempre recogido y devoto, en las manos el rosario, y la flor de la sonrisa siempre apuntando en sus labios, aparecía con frecuencia por los anchurosos e inmensos claustros universitarios, con su blusita negra hasta las rodillas, y llevando las herramientas del oficio en dirección al trabajo».

En sus calladas labores no conocía ni verano ni invierno. Impresionaba verle siempre en actividad, tranquilo y sin perder un momento, bajo los calores del sol de verano o el rigor de los días helados de invierno.

Cuando la Congregación se hizo cargo de la casa de campo —el Mas Claret, a siete kilómetros de Cervera— como soporte económico del Seminario y lugar de enfermería para los convalecientes de la Universidad, el Hno. Miguel se encargó de la remodelación del viejo caserón y construyó un ala nueva en el edificio como vivienda para la comunidad.

El Hno. Miguel Palau llevó una intensa vida interior. Trató de vivir siempre consagrado a la voluntad del Padre y manifestó una devoción exquisita a María. Sobresalía además por su convivencia fraterna, cálida y gratificante, y en particular por el esmero y constancia en su trabajo, técnicamente perfecto. Este conjunto de cualidades las mostraba desde su constitución física débil, con achaques que le acompañaron desde la juventud y que se complicaron a media edad con problemas cardíacos.