2 de Marzo – P. Martí­n Alsina, superior general

En la ciudad de Manresa (Barcelona – España), diócesis de Vic, nació el P. Martí­n Alsina el 4 de septiembre de 1859. Su familia era profundamente religiosa. Comenzó su formación vocacional siendo seminarista diocesano. Inició los estudios de latinidad el año 1871 en el colegio de Manresa, agregado al Instituto de Barcelona y a los dos años marchó a Vic para continuar los estudios eclesiásticos en el seminario.

09-martin_alsina.jpgFue aceptado como mestre en la casa Portell de Sant Juliá distante unos dos kilómetros y medio de Vic. Allí­ viví­a y allí­ enseñaba las primeras letras y el catecismo a los hijos de la familia que le habí­a acogido. En el seminario se distinguió por el constante trabajo que realizaba, por su clara metodologí­a en los estudios y su carácter constante y aplicado.

Al terminar el primer año de teologí­a ingresó en la Congregación en Thuir (Francia) el 16 de julio de 1879. Tuvo como maestros de novicios a los PP. Jaime Clotet y Clemente Serrat. Y el dí­a 20 de agosto de 1880 emitió la profesión religiosa en manos del P. Clotet, superior de la Comunidad. Se ordenó de presbí­tero el 24 de marzo de 1883. Este mismo año fue nombrado superior de la nueva comunidad de Thuir demostrando una excelente cualidad de discreción y gobierno. En octubre de 1886 fue destinado a Vic como prefecto de Estudiantes; cargo que continuó ocupando en Santo Domingo de la Calzada desde enero de 1888. En 1894 fue nombrado para los cargos de consultor y secretario general en el gobierno del P. José Xifré. Fallecido éste el 3 de noviembre de 1899, fue elegido Subdirector General en el VIII Capí­tulo General de Vic celebrado en diciembre de ese mismo año en el gobierno del P. Clemente Serrat. En 1906 fue elegido Superior General en el X Capí­tulo de Aranda de Duero, permaneciendo en su cargo hasta su muerte, acaecida en Zafra (Badajoz), el 2 de marzo de 1922.

La situación de la Congregación en este periodo fue de constante crecimiento humano y misionero. En el año de 1912 habí­a 112 casas en toda la Congregación con un total de 1.633 profesos y 120 novicios. El aumento fue, sobre todo, de personal. En 1922 la Congregación tení­a 1.943 individuos (sin contar los 834 postulantes), entre ellos 3 obispos y un Prefecto Apostólico. Hasta entonces habí­an muerto 2 obispos, 388 padres, 244 estudiantes y 283 hermanos. En total 917. Y habí­a 10 Provincias y Vice-Provincias con 154 casas: Cataluña, Castilla, Bética, Chile, México, Brasil, Colombia, Argentina, Guinea y Estados Unidos.

En su magisterio intentó ayudar a sus hermanos a la fidelidad vocacional y apostólica aconsejando la fidelidad al Espí­ritu y una formación inicial y permanente adecuada y actualizada. El P. Alsina, a propósito de la existencia de algunos misione¬ros poco alegres y felices consigo mismos y con su vocación, escribió la circular Remedios del descontento en la religión. En ella expresa un í­ntimo deseo de que sus hermanos vivan alegres, contentos, animosos y felices. La formación claretiana ha de ser sólida. Por ello ha de estar fundamentada en Cristo y en la imitación de su vida y de sus obras. En este proceso Marí­a, nuestra Madre, es una referencia obligada para formar a Cristo en los formandos. La formación ha de ser también de calidad, que prepare misioneros de la Congregación (dimensión carismática) y misioneros de su época (actualizados) La formación, por tanto, ha de encaminarse a obtener la mayor aptitud y especialización posible para poder realizar los apostolados necesarios de tan variados medios (cf. 1, 502-503).