Venezuela. La universidad civil Centroccidental Lisandro Alvarado de Barquisimeto nombra Doctor Honoris Causa al P. Jerónimo Vara por su ayuda a los pobres, por sus más de cuarenta años volcado en combatir los efectos de la pobreza y ayuda a los niños más necesitados A los 95 años conserva intacto el espíritu con el que llegó a Venezuela en el año 1966, con 52 años, y fundó el Hogar Claret para ayudar a los más desfavorecidos.
El padre Jerónimo Vara Pérez nació en el municipio zamorano de Abejera de Tábara el 19 de agosto de 1914, hijo de los labradores Marcelino y Cecilia. Una vez en Venezuela, tuvo oportunidad de conocer en la Ciudad Guayana a la Madre Teresa de Calcuta. En la localidad de Barquisimeto, en 1994, funda el Centro Comunal Emaus y consigue para el barrio denominado “La Feria” la Escuela Jiménez, cinco escuelas de alfabetización para adultos y cuatro centros de oración.
Por iniciativa del padre Vara, la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado coopera con el comedor de la Parroquia Claret, del que se benefician cada día, y desde 1995, más de 80 niños. Entre sus consecuciones también está, ya en 2007, la creación junto a un grupo de colaboradores de la Sociedad Civil «El Banco del Pan de los Pobres», dirigido a luchar contra las graves carencias de los habitantes del barrio venezolano de La Feria, uno de sus centros de trabajo.
En su presentación, el superior de los claretianos de Venezuela ha afirmado: “El doctorado recibido por el decano de nuestra Delegación, es un caso muy especial, insólito. A sus 95 años, con la mente lúcida, soñando en nuevos proyectos y vistiendo el honroso atuendo del doctorado “Amoris causa”, fue acompañado por algunos claretianos representantes de nuestras comunidades y muchos amigos laicos el día 13 de marzo de 2009 en el paraninfo de la Universidad. La universidad civil ha reconocido como signo vivo el consorcio entre fe y cultura, humanismo y acción solidaria, promoción y evangelización, mística y compromiso de nuestro veterano homenajeado. El motivo y juicio académico coincide con la actitud pastoral de una iglesia que quiere vivir la misión del Siervo de Yahvé: ‘enviado a anunciar la Buena Nueva a los pobres… a vendar los corazones rotos…a pregonar a los cautivos la liberación y a los reclusos la libertad…a consolar a todos los que lloran’ (Is. 61,1-2)”.