DISCURSO PREPARADO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LOS PARTICIPANTES EN EL CAPÍTULO GENERAL DE LOS MISIONEROS HIJOS DEL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA (CLARETIANOS)

Sep 14, 2015 | Capítulos Generales, La Congregación

Queridos misioneros Claretianos:

¡Bienvenidos! Es para mí una alegría poder tener este encuentro con ustedes. Agradezco al Superior General, Padre Matew Vattamattam sus amables palabras, expresión de su comunión eclesial, y le deseo un fecundo servicio en esta responsabilidad que le han confiado sus hermanos.

«Testigos y mensajeros de la alegría del Evangelio» es, según me han informado, el tema que centra el discernimiento capitular. «Testigos», porque la alegría no se puede comunicar si no está presente y profundamente enraizada tanto en la propia vida como en la de la comunidad. «Mensajeros», porque lo bueno hay que compartirlo y al compartirla la alegría se purifica y se multiplica, haciéndose verdaderamente «evangélica».

¿Cómo han encontrado la Congregación en el análisis capitular? En este ejercicio de discernimiento, ¿Cómo les ha interpelado la voz del Espíritu? Un camino muy seguro para discernir sus llamadas es situarse a la escucha en las diferentes periferias de nuestro mundo. En ellas su voz resuena con mayor claridad. Esto es todavía más importante para una Congregación misionera como la de ustedes.

Estamos celebrando el Año de la Vida consagrada. Con este motivo envié una carta a todos los consagrados en las que les invitaba a mirar al pasado con gratitud, vivir el presente con pasión y abrazar el futuro con esperanza. Se los repito de nuevo a ustedes. Cuando en el centro de nuestra vida está Jesús, somos capaces de testimoniar y comunicar la alegría del Evangelio.

Hacer «memoria agradecida del pasado» es dar gracias a Dios por el testimonio de muchos de sus hermanos que, sostenidos por su fe, vivieron con profundo gozo su vocación –algunos de ellos hasta el martirio–. Es también, reconocer la misericordiosa mano del Señor que a pesar de nuestra debilidad y nuestra inconstancia sigue obrando maravillas en medio de su Pueblo.

«Vivir el presente con pasión» es fundamentar su programa misionero en el espíritu de san Antonio María Claret que puso como lema en su escudo episcopal el Caritas Christi urget nos. Amar como amó Jesús debe interpelar cada una de nuestras opciones vitales y pastorales.

«Abrazar el futuro con esperanza», significa no dejarse arrastrar por el desánimo. No tener miedo. Es el Señor quien envía. Pongan siempre los ojos en quienes esperan el anuncio, en quienes necesitan de Su testimonio para sentir la presencia misericordiosa de Dios en sus vidas.

Les agradezco su vida y su trabajo misionero. Hagan llegar, por favor, mi saludo a todos y cada uno de sus hermanos, en particular a quienes, por la enfermedad o por la edad avanzada, colaboran ahora con su oración y su testimonio a la misión congregacional. Cuiden a quienes están en el proceso de formación inicial: ayúdenles a interiorizar aquellos valores que su Fundador les señaló como garantía de fidelidad al carisma con que el Señor bendijo a su Iglesia a través suyo. Y lleven mi saludo también a todos los seglares con quienes comparten la vida y la misión.

San Antonio María Claret, como fundador, les dio un bello título: «Hijos del Corazón de María». Dejen que todas las dimensiones de sus vidas estén profundamente marcadas por esta «cordialidad», que inspiró a María el hermoso canto del Magnificat; y expresen la maternidad de la Iglesia, madre misericordiosa, que nunca se cansa de esperar, acompañar y perdonar. A María los encomiendo y los bendigo. Por favor, no se olviden de rezar por mí; pues lo necesito.

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