Santo Domingo, República Dominicana. La migración sigue siendo una preocupación significativa en países donde esta realidad se vive con innumerables peligros y abusos. Esta misma realidad es la que viven muchas personas que han dejado Haití y se han trasladado a República Dominicana y ahora viven en los «bateyes», desprovistos de una infraestructura digna y, muchas veces, en situaciones lamentables que no dejan de interpelarnos.
En este contexto, la comunidad formativa claretiana de Pantoja busca no solo tomar conciencia de que Dios no nos ha llamado para encerrarnos en nuestras zonas de confort, sino para descubrirlo y reconocerlo en el rostro del desnudo, sediento, enfermo, hambriento, encarcelado y forastero (Cf. Mt 25,31ss.).
Este apostolado solidario ha sido posible gracias al acompañamiento del P. José Camilo Minaya, CMF y al apoyo económico de misioneros laicos de Caguas, Puerto Rico. También se han unido a la misión las hermanas sanchinas, las hermanas dominicas de San Pablo.
Jubou Jean, CMF