Carta vocacional de julio 2022
Por Piotr Bęza CMF
Hace menos de quince días volví del retiro ignaciano de un mes. Este tiempo me ha recordado un viejo proverbio con el que he decidido titular esta breve reflexión sobre un tema que parece muy obvio para cualquier creyente, pero menos para un religioso: “Dime con quién andas, y te diré quién eres”.
La palabra clave en esta frase es «ser», no «estar». Entre “ser” y “estar” hay una gran diferencia; la misma diferencia que existe entre “comer” y “comer a veces” o “tocar” la guitarra o hacerlo a veces. En este caso se trata de estar con Jesús y ante Jesús. Y el lugar más seguro para encontrarlo en la tierra es no son sólo en otra persona, sino sobre todo en el Santísimo Sacramento donde él está presente.
El lugar donde yo vivía el retiro era el convento de las Hermanas de la Gran Encomienda, cuyo carisma es el acompañamiento de los ejercitantes, así como la adoración continua del Santísimo Sacramento. En la práctica, el Señor Jesús NUNCA está solo en la capilla, siempre hay alguien con ÉL.
Queriendo o sin querer, también empecé a vivir este ritmo, así que empecé a “estar” regularmente con ÉL. Después de un tiempo, me llegaron dos verdades: una triste y otra alegre. La triste verdad me hizo darme cuenta de que, hasta ahora, lamentablemente, sólo “estaba” con el Señor Jesús y, por supuesto, tenía un montón de argumentos válidos y lógicos para justificarme. La verdad gozosa fue que vi cómo mi corazón comenzó a conformarse con el Corazón de Jesús, a través del “ser” regular/diario y aún más frecuente con Él. Y esto no fue fácil al principio; incluso para mí como religioso y sacerdote que celebra la Eucaristía todos los días. Y para ello necesitaba tiempo; porque es completamente diferente con Dios que con las personas: a veces te desilusionas de las personas cuanto más las conoces porque no hay defectos visibles al principio. Sin embargo, con Dios sucede todo lo contrario: cuanto más tiempo estás con Él, más fuerte te enamoras. Sólo tienes que superar ese primer tiempo de cansancio y desánimo.
Fue entonces cuando recordé del proverbio “Dime con quién andas y te diré quién eres”. Es imposible ser como Cristo cuando Él ocupa un lugar marginal en mi vida, cuando me encuentro con Él irregularmente, cuando no le consulto sobre los planes y las decisiones, cuando todo lo demás se vuelve más importante que Él.
Por último, me gustaría contarles la historia del monasterio en el cual estuve y que fue totalmente financiado por un señor rico que soñaba con un lugar donde Jesucristo fuera adorado sin cesar. Esta era la segunda etapa del sueño que tenía ya que varios años antes, había construido una capilla en los terrenos de su empresa para que pudieran rezar él y sus empleados. Luego, a pocos kilómetros de su empresa, construyó una segunda capilla que es donde se realiza la adoración perpetua del Santísimo y donde los empleados de su empresa pueden apuntarse al «servicio de guardia» y adorar al Señor Jesús como parte de su trabajo. Recientemente ha construido el mencionado monasterio y algunos escépticos dicen que probablemente incluso los no creyentes y los no practicantes utilizan este tiempo para no trabajar. Sin embargo, yo creo que el tiempo en que nos abandonamos ante Jesús nunca se pierde y que Él hace su trabajo, aunque las intenciones de las personas no sean del todo puras. Tengo la impresión de que este señor también conoce el dicho “dime con quién andas, y te diré quién eres” y lo importante que es quién es ese «quién».
Intenta permanecer frente a ÉL durante una hora…
Cracovia, Polonia.
23 de junio de 2022.
Traducido por Lukasz Przybyło CMF