El primer grupo de Laicos Promotores Vocacionales (LPV) nació en junio de 2014 en la ciudad de Neiva-Huila Colombia; fue fruto de la misión popular efectuada en el Barrio Cándido, por misioneros de la comunidad, en conmemoración de los 50 años de la parroquia San Antonio María Claret, se desarrolló en Compañía de P. Miller Fernández cmf. Fue consagrado el 25 de marzo de 2015 al Inmaculado Corazón de María.

Nuestra misión pastoral consiste en fomentar la cultura vocacional; creando un ambiente donde se conozcan y se valores las diversas vocaciones. Está cimentada en la fecundidad que viene del Espíritu Santo a través de la oración, el trabajo y la promoción del carisma misionero claretiano.

Nuestro servicio es manifiesto en tres aspectos a saber: el primero es la oración vocacional, realizada diariamente desde la casa y en el templo después de cada eucaristía, por medio del oracional existente para ello; “el jueves vocacional”, es un día dispuesto por las promotoras vocacionales para orar por las vocaciones sacerdotales, misioneras, religiosas y laicales; también se realiza el rosario vocacional. Dentro de sus compromisos está hacer oración por los ahijados vocacionales, jóvenes con inquietud vocacional por quien cada promotor(a) ha asumido la responsabilidad de orar. Se participa del primer viernes de cada mes en las oraciones de reparación a los corazones de Jesús y del Inmaculado Corazón de María como oración vocacional, anualmente cuando es la jornada mundial de oración por las vocaciones se realiza la vigilia. Este proceder fortalece nuestra fe y la de la comunidad parroquial, constatamos que la oración es el motor que posibilita la llamada vocacional. Como una manera de invitar e involucrar a otros en este servicio, se distribuye oracionales vocacionales.

La segunda manera como contribuimos es mediante la identificación y promoción de jóvenes con inquietud vocacional, para este fin desde la pastoral vocacional se nos ha capacitado de manera presencial y virtual en aspectos carismáticos, pastorales y bíblicos que nos permiten intervenir en diferentes escenarios, de tal manera que en eventos como expovocacionales, actividades en colegios y grupos pastorales, participamos en nombre de la pastoral vocacional claretiana. La capacidad relacional y liderazgo nos permite llegar a diferentes lugares donde identificamos jóvenes que son remitidos a los encargados del proceso de discernimiento. Las visitas familiares que realizamos generan cercanía y confianza que facilita la promoción del estilo misionero del Padre Claret e invitarlos a ser parte de la comunidad. Para garantizar la participación de los jóvenes en las actividades vocacionales, ayudamos a organizar y acompañamos en los distintos desplazamientos, a la vez que nos vinculamos a las misiones y activadas que se realizan.

El último servicio prestado, está en el orden de lo económico, esto mediante la identificación de personas que deseen aportar para la formación de los misioneros, para ello se han dispuesto alcancías en algunas parroquias donde se depositan los recursos que son designados para tal fin. También promovemos y contribuimos con la colecta vocacional anual, ayudamos a vender artículos promovidos desde la pastoral vocacional; el fin último de este proceder es facilitar medios que ayuden a los religiosos y los LPV a plantear lo vocacional para que sea un tema recurrente en nuestras dinámicas pastorales.

En los encuentros mensuales compartimos la Palabra de Dios, se analizan temas relacionados con la vocación, preparamos diferentes actividades del grupo, se toman disposiciones en orden a eventos próximos y se hace un pequeño compartir de alimentos. Cada vez que el promotor vocacional provincial pasa por la ciudad se convoca el grupo para la reunión y capacitación, se aprovecha para abordar aspectos que puedan estar pendientes.

Los frutos de esta experiencia han llevado a que en la actualidad seamos más de 40 personas en la provincia que prestamos este servicio tanto en Colombia como Ecuador, incluso en lugares no necesariamente vinculados a las comunidades locales. Nuestro nivel de empoderamiento y proceder sinodal nos han posibilitado comenzar a constituir semilleros vocacionales y realizar encuentros vocacionales de los cuales surgen jóvenes que luego son acompañados para que ingresen a la comunidad. Esta práctica ha sido replicada en algunas diócesis y comienza a generar gran interés en varias comunidades religiosas, como una estrategia que facilita que otros puedan convertirse en jornaleros de viña del Señor.