Ingeniero Jacobacci, Argentina. Más que un lugar es una situación vital que, por el sólo hecho de vivirla, responde a varias preguntas existenciales que te haces en el camino hacia la felicidad. ¿Qué es lo que me permite crecer desde la confirmación?, ¿dónde me siento útil y valorado?, ¿dónde y con quiénes puedo vivir la fe en Jesús amigo de los pobres y excluidos?
Las comunidades con identidades mezcladas son una realidad que aparece como alternativa en la búsqueda de un modelo de Iglesia misionera (en salida), dispuesta a vivir el proyecto de Jesús en contextos adversos a la vida digna y el cuidado de la casa común. Son comunidades signos donde se está a gusto y apasionado por el anuncio del Evangelio. La vida en misión compartida es el contenido de estas comunidades, es la expresión de quienes conforman el grupo caracterizado por la diversidad, y en un proceso de transfiguración.
Este es el horizonte y el propósito de quienes vivieron en la comunidad claretiana de Ingeniero Jacobacci este año 2019, de la Provincia Claretiana San José del Sur, invitados a estar con el Dios de la Vida (y no el de la religión) en un mismo Proyecto Pastoral. Melina Hernández (de Uruguay) y Cynthia Cechetto (de Argentina) junto a los CMFF Pedro Rojas, Marcos Niclis y Mario Bússolo convivieron en corresponsabilidad al servicio de la misión.
En el mes de julio iniciaron una de las expresiones de vida en misión compartida (el Voluntariado) teniendo como opción las prioridades de JPIC (Justicia, Paz e Integridad de la Creación) en esta realidad de la meseta patagónica. Con una clara conciencia de comunión y participación, donde la igualdad y el respeto sean herramientas facilitadoras de un objetivo común.
Ha sido entusiasmante la dinámica de la comunidad en este tiempo donde llegó el grupo misionero de Bahía Blanca, poco después de la integración de quienes comenzaron el voluntariado. También por la visita a los parajes con su gente sencilla, agradecida y amable; el conocer los grupos pastorales; y los momentos comunes de oración y planificación pastoral. En definitiva, la necesidad de un organismo vivo entre todos (sistema viviente) se descubre como fundamental en el caminar de la misión claretiana; son las fuentes vitales, las que dan vida.
Queda mucho por hacer hasta diciembre de este año, pero no quieren que esta experiencia quede encerrada en ellos. Dar a conocer esto como Buena Noticia siempre ha sido intención que aporte a los cambios que nos propone el Papa Francisco. Somos una Iglesia, y Congregación, con muchos signos de Vida, a la vez testaruda y hasta inmóvil en otros aspectos que sugieren cambios urgentes y profundos en este presente. Vale la pena preguntarse dónde queremos estar hoy: ¿dónde quieres vivir y con quiénes para compartir la fe en Jesús liberador del pueblo?
