Necrologium
Cuando haya fallecido un Misionero, celebremos sus exequias con devoción, con fraterna caridad y con sencillez. Encomendemos al Señor con los sufragios prescritos, especialmente en la celebración de la Eucaristía, a los hermanos que nos precedieron en el servicio del Evangelio.
Manifestamos idéntica piedad para con nuestros familiares y colaboradores de la Congregación fallecidos.
(Constitución 19)