Bakú, Azerbaiyán. La 29ª Conferencia de las Partes (COP29) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) se celebró del 11 al 24 de noviembre de 2024 en Bakú, Azerbaiyán. Esta reunión anual reunió a más de 55,000 participantes, incluidos líderes mundiales, representantes de la sociedad civil, pueblos indígenas, jóvenes y otros actores, para deliberar sobre la acción climática y promover soluciones a los desafíos climáticos más urgentes del mundo. A pesar de las altas expectativas, la COP29 ofreció resultados mixtos, con algunos avances modestos y deficiencias significativas.
Los claretianos estuvieron representados activamente en la COP29 por el Hno. Robert Omondi CMF, representante claretiano en el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), y el P. Rohan Dominic CMF, representante claretiano en la ONU en Nueva York. La Fondazione Proclade Internazionale-Onlus (FPI), que obtuvo estatus de observador en la CMNUCC en 2023, colaboró con la Red de Actores Católicos por el Clima y el Medio Ambiente (NCCEA) en la preparación y participación. La NCCEA, una coalición de organizaciones católicas que trabajan por la justicia ambiental, se formó después de la COP28 tras una serie de discusiones entre representantes católicos que reconocieron la necesidad de una colaboración más fuerte para amplificar su influencia en la política climática global.
Un momento destacado fue la Misa en la Catedral de Santa María, celebrada por el obispo Vladimír Fekete. Esta reunión subrayó el papel de las comunidades de fe en la promoción de la justicia ambiental y la unidad en medio de intensas negociaciones. Los claretianos también renovaron su asociación con la iniciativa Fe para la Tierra del PNUMA y participaron en eventos en el Pabellón de la Fe.
Apodada la “COP de las Finanzas”, la conferencia se centró en la financiación climática, pero no cumplió con las expectativas. Las naciones en desarrollo buscaban $1.3 billones anuales para adaptación y mitigación, pero solo recibieron promesas de $300 mil millones, aplazadas hasta 2035. Esta brecha destacó las persistentes desigualdades y la falta de urgencia. No obstante, la COP29 logró algunos hitos: se estableció un Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado para la financiación climática, se finalizaron las reglas del comercio global de carbono y se integraron las perspectivas de género en las políticas climáticas.
Sin embargo, estos logros se vieron eclipsados por fracasos significativos. No se lograron compromisos sustanciales para reducir las emisiones de combustibles fósiles ni apoyar las transiciones energéticas para las comunidades vulnerables. Las tensiones diplomáticas dificultaron una acción decisiva, reflejando desafíos más amplios para lograr un consenso global. Con la atención centrada en la COP30 en Belém, Brasil, en 2025, se mantienen las esperanzas de resultados transformadores.
En preparación para la COP29, el equipo claretiano de la ONU proporcionó recursos y actualizaciones a la Congregación a través de los Prefectos de Apostolado y los Coordinadores SOMI, asegurando una amplia conciencia sobre la importancia de la conferencia. Durante la COP29, el equipo también compartió actualizaciones diarias, manteniendo informados a los miembros sobre los procedimientos y resultados. Estos esfuerzos enfatizaron la importancia del compromiso activo y la solidaridad en la lucha contra los problemas climáticos.
Los resultados de la COP29 subrayan la necesidad de una colaboración, defensa y participación continuas en la configuración de las políticas climáticas. Los claretianos siguen comprometidos con la crisis climática, aumentando la conciencia, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero y apoyando medidas de adaptación. Esta misión se alinea con nuestro compromiso más amplio de cuidar la creación, promover la justicia y contribuir significativamente a la protección de nuestro planeta.