Plaza de San Pedro, Ciudad del Vaticano. Asustados y perdidos como los discípulos en el Evangelio, “nos ha tomado por sorpresa una tormenta inesperada y turbulenta. Nos hemos dado cuenta de que estamos en el mismo barco, todos frágiles y desorientados, pero al mismo tiempo esenciales y necesarios, todos llamados a remar juntos, cada uno de nosotros necesitando consolar al otro”. Son palabras, pronunciadas en una plaza desierta de San Pedro y con lluvia constante, del Papa Francisco xon las cuales abrió su meditación durante el extraordinario momento de oración en la noche del 27 de marzo de 2020.
El Papa habló a la ciudad de Roma y al mundo a través de Facebook, YouTube, televisión y radio. Cuatro veces mencionó la misma pregunta de Jesús a sus discípulos: «¿Por qué tenéis? ¿No tenéis?» Habló de lo que el Señor nos pide. Las suyas eran palabras de aliento, palabras de esperanza. Jesús, dijo, nos llama a convertirnos, nos llama a la fe. Éste es «un momento para elegir lo que importa y lo que pasa, un tiempo para separar lo que es necesario de lo que no lo es«. Un momento de volvernos a Jesús y presentarle nuestros temores. El Papa nos instó a anclarnos en la Cruz de Cristo porque «por Su cruz, hemos sido sanados y abrazados para que nada ni nadie pueda separarnos de Su amor redentor«. Nos invitaba, pues, a abrazar al Señor para abrazar la esperanza.
Terminó su meditación confiando todo al Señor, desde el lugar simbólico en el que el sucesor de Pedro pronunciaba una palabra de fe sólida como una roca y a través de la intercesión de María, Salud del Pueblo y Estrella del Mar tempestuoso. Desde la columnata que abraza a Roma y al mundo entero, impartió la bendición de Dios. “Señor, que bendigas al mundo, le des salud a nuestros cuerpos y consueles nuestros corazones. Nos pides que no tengamos miedo. Sin embargo, nuestra fe es débil y tenemos miedo. Pero tú, Señor, no nos dejarás a merced de la tormenta. Dinos nuevamente: “No tengáis miedo” (Mt 28, 5). Y nosotros, junto con Pedro, «le confiamos todas nuestras ansiedades, porque tú cuidas de nosotros» (cf. 1 Pedro 5,7).
A continucación los enlaces con los textos completos y originales de la meditación del Papa Francisco: [ AR – DE – EN – ES – FR – IT – PT ]
El Papa se mantuvo algún tiempo rezando frente a las dos imágenes que han acompañado al pueblo romano durante siglos: el antiguo ícono de Maria Salus Populi Romani y el crucifijo milagroso que se guarda en la iglesia de San Marcello, en Via del Corso.
Después de un breve período de adoración del Santísimo Sacramento, el Papa Francisco impartió una bendición extraordinaria a la Ciudad y al Mundo.
Mientras el Papa hablaba, Italia anunció en sus plataformas de redes sociales el mayor número de muertos, 969 en 24 horas. Que sus almas descansen en Dios eternamente.
Continuamos orando los unos por los otros, mientras nos preparamos de cara a vivir este clima tormentoso en nuestras vidas, y lo hacemos sin temor y con fe.
¿Se preocupa el Señor por nosotros? Sí, a él le importamos. Todo lo que tenemos que hacer es confiar en Él y tener fe. Esta pandemia terminará.