Rep. Dominicana. Hoy viernes, luego de tres días del devastador terremoto, no conocen noticia alguna de sus familias nuestros seminaristas haitianos en Santo Domingo y México (una decena). Por eso, decidimos finalmente enviar a estos jóvenes a ir en busca de sus seres queridos. Aunque su nivel de ansiedad es notable, el apoyo mutuo de la comunidad les ha ayudado mucho a mantener su fe y su fortaleza en estos momentos.
Acabamos de tener una reunión comunitaria en clima de oración, donde hemos cantado salmos, hemos escuchado y compartido la Palabra, y hemos ayudado a preparar el viaje de encuentro con esa dramática realidad. Estuvo presente toda la Comunidad Profesa Formativa (P. Carmelo Astiz, superior; P. Camilo Minaya, formador; P. Luis Alberto Girón, Hno. Josep Odena, Hno. José Benoi) quienes junto al P. Alexis Díaz (miembro de gobierno) y este servidor, dirigimos este momento especial. Entre las ideas que les compartí fue: que somos hombres de fe y esperanza porque llevamos a Jesucristo en el corazón, la situación dura y difícil que van a ver y que de seguro les va a impactar, la incertidumbre de no saber con qué se van a encontrar allí, que fueran de dos en dos y nunca solos, que tuvieran nuestra casa en Haití como punto de referencia, que les dijeran a sus familiares que podían acudir a nuestra comunidad para buscar alimentos de primera necesidad, etc. etc. No puedo describir el sentimiento que me produce enviar a “nuestros hijos” para enfrentarse cara a cara con lo que solo han visto por televisión. Intuyo lo difícil que sería cuando imagino si estuviera yo en su lugar. Hemos pedido al Señor por cada uno de ellos y sus familias. El P. Girón, les ha acompañado para ir a ponerse las vacunas que ahora están exigiendo para entrar a Haití y comprar algunas provisiones. Finalmente, les he expresado que la Congregación siempre les había amado a cada uno antes incluso de conocerles personalmente y que ahora se los dice a los ojos. Pues el pueblo haitiano siempre ha estado pegado al corazón de nuestra Madre Congregación. Finalmente, les di la bendición y partirán mañana sábado, día 16, hacia las 4 am acompañados hasta Jimaní por el P. Camilo Minaya, cmf., con la esperanza de que puedan regresar el martes al seminario con buenas noticias.
Les pido a todos ustedes que se unan a nosotros en la oración por todos ellos, por los seminaristas de otras congregaciones y diocesanos que murieron. Muchos se preguntan porque Dios permitió esto. Nosotros les queremos preguntar sin embargo, ¿no lo están viendo actuando en el amor y la solidaridad de tantos?
P. Héctor Cuadrado, cmf.
Superior Mayor de Antillas