Se ha descrito este cementerio como el lugar del mundo en el que más cristianos han entregado su vida por la fe. En él varios miles de personas fueron fusiladas y arrojadas a fosas previamente cavadas para acoger sus cuerpos. Un gran porcentaje de ellas no fue a la muerte por sus ideas u orientación política, sino por su condición de sacerdotes, religiosos o militantes cristianos. Casi ciento veinte ya han sido beatificados; quince Oblatos de María Inmaculada lo serán el mes que viene. Junto a los fusilados el Cementerio recoge los restos de otros miles de asesinados trasladados desde otras fosas de Madrid y alrededores.
Un grupo de Claretianos
Paracuellos tiene un significado especial para los Misioneros Hijos del Corazón de María. Allí reposan los restos de al menos seis Misioneros, cuatro Presbíteros y dos Hermanos. Mayores en edad que los Mártires de Barbastro o Fernán Caballero, su ministerio y ejemplo de vida ya había impresionado a muchos católicos españoles. Cinco pertenecían a la comunidad ‘de Buen Suceso’ encargada entonces de un buen número de obras editoriales y de la atención al Santuario del Corazón de María. De los doce Mártires de aquella comunidad, cinco fueron ejecutados en Paracuellos: el H. Casimiro Oroz Idoate (42 años) y los PP. Juan Echevarría Maurolagoitia (50), Juan Manuel Fernández Gonzalo (40), Juan Iruarrízaga Aguirre (38) y José Joaquín Portero Martín (34). Hay testigos que dan pie a suponer que el Cementerio acoge también los restos del H. Hilario Goñi Asperrén, de 49 años, que había sido enviado a Madrid desde Don Benito suponiendo que allí los religiosos estarían mejor protegidos. La Hermandad que custodia el Cementerio, asociación pública de fieles, también le cuenta entre los enterrados.
Una memoria mantenida
La Congregación sabe hoy de la vida y martirio de estos Misioneros mucho más que hace veinte años. El entregado esfuerzo del P. Ernesto Barea Amorena CMF, dedicado durante años a investigar sobre ellos, permite conocer con detalle los acontecimientos. Animada por todo lo descubierto, la comunidad de Buen Suceso colocó el 25 de abril de 2004 una cruz que recuerda en medio del Cementerio el sacrificio de los Misioneros. Las palabras de los Obispos Españoles que abrieron aquella celebración siguen siendo plenamente actuales: “Que el perdón y la magnanimidad sean el clima de los nuevos tiempos. Recojamos la herencia de quienes murieron por su fe perdonando a quienes los mataban y ofrecieron su vida por un futuro de paz y de justicia para todos los españoles”.
Los descubrimientos del P. Barea, plasmados en varios libros y biografías, y trabajos como los del P. Pedro García CMF, han puesto al alcance de los cristianos de hoy la vida de estos Mártires. El Sr. Obispo de Alcalá de Henares ha invitado a concelebrar el domingo a los superiores mayores de las más de veinte órdenes congregaciones religiosas que tienen Mártires en Paracuellos. Los superiores mayores de Iberia, de viaje hacia Polonia, no podrán asistir. El P. Aquilino Bocos, superior actual de la Comunidad de Madrid-Buen Suceso, representará a la Congregación.
Libertad y perdón
Impresiona ver escrito en el registro de la Cárcel de la que salieron hacia el cementerio tras cada uno de sus nombres: “en libertad el 24 de noviembre de 1936”. Efectivamente: en libertad; en la libertad que Dios Padre reserva para los fieles y los valientes, en la libertad de morir perdonando a quien te fusila. ¡Bendita libertad!
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