Por Erikson José
Durante los días 13 al 15 de marzo, fui invitado al taller de Pastoral Juvenil Vocacional (PJV) realizado en Vic, Barcelona, de la Provincia Sanctus Paulus. Acudieron representantes de la comunidad de los claretianos de 11 nacionalidades diferentes, reunidos para tratar la realidad de cada una de las diferentes regiones del Organismo.
Acepté la invitación nada más escucharla puesto que en mi día a día, y desde hace ya varios años, vivo rodeado de personalidades claretianas; como ejemplo a seguir, mi madre. Desde muy joven, en mi país de origen, la República Dominicana, en la Diócesis de Puerto Plata, ella formó parte de varios grupos juveniles claretianos y yo, siguiendo su ejemplo, en mi llegada a Bilbao, encontré la Parroquia del Corazón de María. Llevo asistiendo a ella varios años. Empecé como catequista de postcomunión y tiempo libre, de manera activa, los dos últimos años. Junto a otros cinco compañeros realicé el sacramento de la confirmación hace dos años y me siento sumamente orgulloso; más aún de poder continuar formando parte de la parroquia y no haberla abandonado, ayudando en diversas actividades que se realizan, como los campamentos y las convivencias.
Por todo ello, recibir esta invitación ha sido algo muy especial y no dudé en aceptar y asistir al taller con mi párroco. Esta es mi experiencia:
El primer día, tras el largo viaje desde Bilbao, pasando por el Colegio Claret Larraona en Pamplona, llegamos a Vic. La bienvenida, a pesar de haber sido al caer la noche, fue en todo momento de lo más acogedora. Después de cenar y realizar un primer contacto con las presentaciones, nos fuimos directamente a descansar hasta el siguiente día.
Durante la mañana siguiente, iniciamos el día con una oración en una de las capillas del santuario edificado para el Padre Claret. En él se encuentra la tumba de nuestro fundador y que, por primera vez, tuve el honor de presenciar. Para mí fue un momento de un cúmulo de sentimientos, tanto emoción como tranquilidad, a la vez curiosidad… Aproveché un momento, antes de proceder a la celebración, para orar en profundidad frente a nuestro Padre Claret y eso me llevó a pensar en las grandes proezas que las personas podemos llegar a cumplir desde nuestra sencillez.
Otro momento del taller a destacar fueron las charlas, las puestas en común y las exposiciones de cada uno de los representantes que dieron a conocer las realidades de cada una de las regiones, España, Francia e Italia, tocando temas actuales y dándoles cada uno su propio punto de vista: desde el desapego por la Iglesia por parte de las diferentes generaciones hasta las maneras de combatir la disminución de feligreses o atraer a más interesados a la doctrina cristiana.
Personalmente, estos talleres me permitieron conocer realidades de diferentes partes de Europa y no centrarme solamente a las situaciones a las que estoy acostumbrado o vivo a diario. A pesar de ser de lugares totalmente diferentes, con otro idioma, otra cultura, otra manera de vivir el cristianismo, no dejaban de ser, en cierta forma, parecidos. Esto fue lo que más tarde nos facilitó encontrar propuestas en común para la congregación.
Ese mismo día, tras finalizar las diversas charlas, realizamos un paseo por las calles del histórico municipio de Vic. En ellas pudimos ver monumentos como la Plaza Mayor de Vic, la catedral o el puente medieval de Queralt. Todos ellos me parecieron encantadores y llenos de historia. Entre muchos otros, cabe destacar que esta ha sido la primera vez que he podido visitar la ciudad de Vic y su casco antiguo, lleno de una gran diversidad y de historia.
Para finalizar la salida, visitamos el Museo del Padre Claret, que como dato, es el museo de Claret más grande y completo que existe actualmente. En él se muestran muchos artefactos que usaba en su vida cotidiana y que reflejaban su humildad como, por ejemplo, los zapatos que usaba, totalmente desgastados; o el poco equipaje con el que viajaba a predicar: simplemente un pequeño saco… Esto es algo que me llamó la atención ya que yo para tres días llevaba dos mochilas. Otra cosa que me llamó la atención fueron las obras, los libros que escribió, la caja en la que estuvo tres años tras fallecer para que no descubrieran su cuerpo durante la Guerra Civil y la almohada donde se distingue la sangre del Padre, tras haber sido herido en Cuba.
Tras acabar la visita al Museo, volvimos a la Casa de la espiritualidad y celebramos otra una oración, esta vez situada en otra capilla diferente. Por la noche, compartimos en comunidad una nueva salida por las calles de Vic. Estos momentos que me sirvieron para conocer más en profundidad a los hermanos claretianos y descubrir personas con un comportamiento ejemplar, de los que siento que a diario podría seguir aprendiendo y no solamente en el ámbito religioso.
Por último, el domingo realizamos una actividad en grupos. En ella, teníamos que representar las oportunidades de crecimiento de la PJV, las dificultades encontradas para el crecimiento y los retos en los cuales, más a largo plazo, nos podríamos comprometer para mejorar la situación de la comunidad. De este modo, poníamos unas bases para que las futuras generaciones tengan y puedan continuar con un mayor y mejor crecimiento.
En mi caso, algunas de las SEMILLAS que encontramos fueron los jóvenes y las diversas plataformas que nos permiten organizar grandes eventos o la misma comunidad cristiana que debemos de mantener y hacer que cada vez sea mayor.
Toda esta experiencia es nueva para mí y ha sido simplemente increíble y enriquecedora; desde poder conocer lugares en los que no había estado nunca, pasando por estar presente ante la tumba del Padre Claret, a compartir con diversos representantes de la comunidad claretiana y conocer tanto en el estilo de vida como en profundizar en la historia. Por último, visitar los lugares que frecuentaba nuestro Padre Claret hace ya varias décadas. Sin ninguna duda repetiría nuevamente la experiencia e insisto de corazón, a cualquier persona que esté mínimamente interesada en la vida del Padre Claret, a visitar el Municipio de Vic puesto que no se va a arrepentir de ello.
Bilbao (España)
19 de mayo de 2022