Por Verónica Hamze y Daniel Galindo
Jomicla es un grupo claretiano de jóvenes misioneros que se dedica al servicio y la misión. Está ubicado en la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en la ciudad de Torreón, Coah., México. Durante el año participa en varias actividades y una de esas es el campamento de los Mártires de San Joaquín en Lagos de Moreno Jalisco.
Para el grupo, el campamento de San Joaquín es una de las mejores experiencias que hemos tenido. Participamos en ella desde el año 2012 llevando varias generaciones por año, va dejando una huella en nuestros corazones.
Previo al campamento, algunos meses antes de viajar, tenemos una preparación durante la cual conocemos la historia de los tres hombres que fueron martirizados: José Trinidad Rangel (presbítero), André Solá i Molist (misionero claretiano) y Leonardo Pérez Larios (laico). Ellos dieron la vida por el amor más grande que puede existir. Nosotros nos preparamos para las actividades del campamento que nos asignan cada año, poniéndoles nuestra creatividad y nuestro talento, con mucha dedicación y amor, para compartir con todos los jóvenes de las comunidades claretianas de México.
- Durante el VI Campamento de San Joaquín (2017), al grupo le tocó organizar el campamento con la ayuda del P. Jorge Vargas CMF. Organizamos varias actividades: la Eucaristía de bienvenida, algunas dinámicas, la Hora Santa y el rally. En el VIII campamento (2019) también nos tocó organizar, pero fue por zona Norte, es decir, que participamos varias ciudades: Nuevo Laredo, Ciudad Juárez y Torreón. Esta fue una de las mejores experiencias que tuvimos ya que entre todos sacamos ideas para que fuera un campamento inolvidable.
Nuestro viaje al campamento empieza un viernes en la noche, donde los cantos no pueden faltar y la alegría de los jóvenes se siente más viva que nunca. Llegar al Cerro del Cubilete nos hace ilusión porque allí conocemos la iglesia, tomamos fotos, cantamos, empezamos a conocer jóvenes de los otros grupos y tenemos la misa de bienvenida. Llegar a San Joaquín nos emociona y armar las casas de campaña es un reto para todos ya que la mayoría no sabemos. Sin embargo, ahí, con ayuda, entre risa y juegos terminamos levantándolas. La convivencia no puede faltar, interactuamos con jóvenes, sacerdotes, misioneros en formación y otras personas y compartimos el servicio que hacemos en los diferentes grupos.
A lo largo del sábado se llevan diferentes actividades: dinámicas que nos divierten mucho y nos hace integrarnos viéndonos con hermanos, levantando el ambiente y el buen humor que se siente entre todos. La familia del Rancho nos ofrece platillos de comida que nos hacen sentir en casa; dándole gracias a Dios por los alimentos sagrados. También se llevan a cabo diferentes temas y, en el periodo de descanso, aprovechamos para platicar. Después continuamos con las actividades aprovechando todo el día.
La noche es uno de los momentos que más nos gustan, empezamos con el “Show de Talentos”. JOMICLA se prepara meses antes para presentar un baile que, entre nervios y emoción, presentamos con mucho amor. Después vemos a los otros grupos que presentan lo suyo con diferentes talentos. Entre gritos y aplausos se lleva a cabo esa actividad que nos alegra a todos.
Al terminar el “Show de Talentos” nos dirigimos a la Hora Santa: el encuentro personal que cada uno tenemos con el Señor; entre lágrimas y sentimientos, nos enamoramos de Jesucristo sintiéndonos más cerca de él. Terminamos la noche con una fogata, donde seguimos cantamos, bailamos, gritando, saltando y agotando nuestras energías; finalmente nos vamos a dormir de madrugada.
El domingo, entre sueño y desvelo, nos levantan temprano con un megáfono y hacemos la oración de la mañana dándole gracias a Dios por un nuevo día. Empezamos con el almuerzo (= desayuno mexicano) que la familia nos ofrece y continuamos con las actividades del día. El Rally es una de las que nos gustan a todos: formamos equipos entre todas las comunidades de jóvenes y cumplimos varios retos que nos divierten a todos, mientras el equipo ganador recibe un premio. Cada año, terminamos con el encuentro eucarístico de la divina misericordia.
- Los siguientes años fueron un poco difíciles: estábamos preparando el IX campamento de San Joaquín (2020), cuando todo el mundo se paralizó a causa de la emergencia sanitaria del covid-19. Estábamos tristes porque el campamento se había cancelado, pero, gracias a Dios, el P. Jorge y Edgar “Colocho” Salgado CMFF pudieron sacar el campamento delante de un modo original. Hicimos un campamento virtual, diferente a lo que estábamos acostumbrados. Sin embargo, como tenemos espíritu claretiano, seguimos vibrando en armonía y esa llama seguía encendida. El X Campamento (2021) cumplimos diez años de haber empezado con esta travesía. De nuevo tuvimos el campamento virtual, pero ahora teníamos la oportunidad de juntarnos por grupos en una zona donde pudiéramos acampar y sentir como si estuviésemos en San Joaquín. Otra vez, la llama de los jóvenes no se hizo esperar y con ese espíritu que tenemos, hicimos un campamento lleno de alegría y convivencia.
- Para el XI Campamento San Joaquín (2022) todos íbamos emocionados. Después de dos años de no vernos teníamos la oportunidad de juntarnos y compartir esa alegría que nos caracteriza como misioneros claretianos. Hubo buen ambiente y, entre gritos, se escuchaba “¡Somos la viña joven, que arde en caridad!” Tuvimos la oportunidad de visitar el kilómetro 491 de las vías del tren donde fueron fusilados los tres mártires. La convivencia entre los jóvenes seguía viva y las actividades estaban llenas de compañerismo; nos ponían a prueba mental y emocionalmente. La porra de la vaquita no se dejó de escuchar cada vez que algún integrante se equivocaba en las dinámicas, el armado de campaña fue todo un reto ya que nadie podíamos armar una solos, pero con la ayuda de todos, entre risas y bromas y después de dos horas, pudimos levantarlas de pie.
La coreografía que pusimos fue todo un reto para muchos hasta que, con entrega y dedicación, todos pudieron bailarla. Para la Hora Santa nos acompañó un cielo estrellado del cual todos estábamos impresionados. Dios nos bendijo con ese panorama, que, en compañía del Santísimo hacia ver una escena muy emotiva: Jesús estaba en compañía de nosotros. En el momento de la fogata nos ayudó a convivir y bailar diferentes géneros musicales que los jóvenes ponen. Esa noche se vive entre cantos y aplausos.
Este año el campamento fue diferente ya que no hubo mucha asistencia. Aun así, el amor de Dios se sentía en cada uno de los jóvenes presentes y fue hermoso. Tuvimos la oportunidad de platicar y convivir con cada uno de los participantes, conocer sus experiencias como misioneros y darnos cuenta de que en esta vida misionera hay momentos difíciles y que no debemos desanimarnos porque con el amor de Dios todo es posible.
A lo largo de estos años todos los campamentos han sido diferentes ya que siempre es la primera vez de muchos y eso es algo hermoso de ver. Poco a poco durante esos días se puede ver cómo los jóvenes de distintas partes del país se enamoran de Dios por medio de esta experiencia. En pocas palabras el campamento para nosotros es un momento de convivencia con otros jóvenes, pero también es esa oportunidad de enamorarse de Dios; la oportunidad de sentir a Dios en cada uno de los jóvenes que con su amor te hacen sentir como en casa.
En esta ocasión contamos con la presencia y participación del prefecto de la pastoral juvenil vocacional, el hermano Carlos Verga CMF, quien nos habló del proyecto de Claret Way y nos acompañó todo el campamento. Él también participó, jugó, bailó, cantó, peregrinó con todos y vivió ese espíritu de alegría que nos caracteriza como jóvenes.
Agradecemos al P. Jorge y a todos los que participaron para que este XI Campamento se llevara a cabo. Gracias a los chavos del grupo MAR de León, a los de Guadalajara, CDMX y JOMICLA por hacer posible este encuentro que como cada año esperamos con ansias. JOMICLA cumplió con su objetivo de ir y vivir la experiencia de los mártires de San Joaquín.
Torreón, México.
1 de mayo de 2022.