San Antonio María Claret, en uno de sus viajes apostólicos a Tarrago¬na en el año 1850, conoció a la novicia María Antonia París. En la entre¬vis¬ta que tuvieron le manifestó lo que había entendido ser Voluntad de Dios respecto a la fundación de un nuevo Instituto apostólico para la predicación de la Ley Santa del Señor. El le aseguró que la obra se llevaría a cabo.
La Vble. María Antonia París había nacido en Vallmoll, pueblecito de la Provincia de Tarragona en España, el 28 de junio de 1813. Al día siguien¬te, festividad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, 29 de junio, fue bautiza¬da en la Parroquia de Santa María de Vallmoll. Siguiendo la vocación religiosa, entra en el noviciado de la Compañía de María el 23 de octubre de 1841. En 1842, estando en oración, tiene una experiencia mística, en la que el Señor le da a conocer su vocación de fundadora de un nuevo Instituto de vida apostólica, en el que la vivencia de la pobreza evangéli¬ca y la predicación de la Ley Santa del Señor juegan un papel muy importan¬te para promover la renovación de la iglesia. El 1851 sale del noviciado con el fin de estar más libre para realizar la obra que el Señor le había manifes¬tado. Durante un año y medio se dedica a la formación de las jóvenes que se le unen para compartir su mismo ideal. Con ellas, el 15 de agosto, hace voto de no separarse y de atravesar el océano, si Dios lo quiere. El 22 de febrero del año siguiente, llamada por San Antonio María Claret, recién consagrado Arzobispo de Santiago de Cuba, embarca con sus cuatro compañeras rumbo a la perla de las Antillas. Después de un viaje lleno de peligros y peripecias, llega a Santiago el 26 de mayo de 1852. Poco tiempo después inician su labor apostólica entre la niñez cubana, colaborando así en la pastoral de la Archidiócesis.
El 25 de agosto de 1855 el Arzobispo Claret firma el Decreto de Fundación, y dos días más tarde, el 27 de agosto, María Antonia profesa en manos del Santo Arzobispo, Fundador juntamente con ella de las Religiosas de María Inmaculada, Misioneras Claretianas. En 1859 San Antonio María Claret, que se hallaba en España, llama a María Antonia a la Península, con el fin de establecer una casa noviciado en Tremp, en la Provincia de Lérida, para la formación misionera para el Nuevo Mundo. Se siguen luego las fundaciones de Reus, en la Provincia de Tarrago¬na, Carcagente, en la de Valencia y Vélez-Rubio, en Almería, de España, y Baracoa en Cuba. El 17 de enero de 1885, después de una larga enfermedad, muere en Reus María Antonia. Su causa de Beatificación y Canonización está introdu¬cida, habiéndose firmado el Decreto sobre la heroicidad de sus virtudes el 23 de diciembre de 1993. El año 2001 el Papa Juan Pablo II beatificaba a la mártir claretiana M. Patrocinio Giner. En la actualidad, las hermanas, fieles a la misión que les legaron sus Fundadores, trabajan en las diversas partes en donde está extendida la Congregación, en anunciar el Evangelio.
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