Nemi, Italia. 28 de agosto de 2021. El sueño de Dios sigue siendo mundo justo y en paz, un mundo donde la gratitud ha diluido cualquier ansiedad y la generosidad ha eclipsado toda codicia. Dios sueña con un tiempo en el que el amor y el respeto mutuo unirán a la humanidad y la profunda belleza de la creación será atesorada. Por su parte, el ser humano contempla, sueña e interroga, y cuando lo hace es que ya se encuentra en el espacio del ser interior. Ese soñar comienza en la contemplación de lo creado a lo que responde la palabra callada de su hermosura: Mi pregunta era mi mirada, y su respuesta, su apariencia (Conf X, VI, 9); así diría san Agustín, de quien celebramos su memoria y pedimos su intercesión.
Justamente a ello se nos ha invitado este segundo día dedicado a los sueños: soñar para nuestra Congregación los sueños de Dios. Después de compartir y dialogar en grupos, hemos seleccionado los sueños más concurrentes en los frutos de nuestras reflexiones. Basta mencionar algunos de esos sueños para darnos cuenta de que seguimos vibrando con el carisma y el celo apostólico que hemos heredado: ¿cuáles son las periferias en las que debemos estar presente hoy y qué implica concretamente al cuidado del Pueblo de Dios y su creación en misión compartida?; ¿cómo hacer que las nuevas generaciones se apasionen por Jesucristo y su Reino?;¿de qué manera podemos promover el carácter intercultural e intercontinental de la Congregación?; ¿cómo construir proyectos de comunidad y misión en sinodalidad e interculturalidad?; ¿cómo estar arraigados en la Palabra de Dios como lo hizo María?; ¿cómo profundizar la centralidad de la Palabra de Dios en nuestros comunidades y en la realidad del pueblo al que servimos?; ¿cómo ilusionar a los claretianos que han perdido la ilusión misionera?
Los facilitadores luego nos dieron las pautas para trabajar en grupos y, considerando el trabajo previo, redactar en tiempo presente una declaración de nuestros sueños para la congregación, tomando en cuenta además que el lenguaje transforma y configura nuestra realidad.
En la segunda parte de la mañana hemos puesto en común nuestras declaraciones de sueños y constatamos en todas manifestamos los elementos de nuestra vida misión que son fuente de arraigo y que a la vez suponen la audacia ante los desafíos actuales. Con Cerramos esta fase del Capítulo en oración y agradecimiento con un canto que aunaba todo lo vivido hasta ahora, ese canto que expresa «la belleza de la trama» (Humberto Pegoraro):
Cuantos más hilos se trenzan,
más hermoso es el diseño,
reflejando los colores
que pintan el universo.
La belleza de la trama
le viene de lo complejo.
Requiere mucha paciencia
hacer un tejido nuevo.
Hay que ponerle coraje,
bordar gozo y sufrimiento
con la fuerza de tus manos,
los latidos de tu pecho.
Hay que inaugurar talleres
donde viva lo diverso,
refugios de la esperanza,
lugares de nacimiento,
donde nadie quede afuera
de la fiesta y del encuentro […]
Por la tarde pasamos a mesas redondas para iniciar la etapa de discernimiento y de elecciones. Poniéndonos en las manos de Dios, nos dispusimos a invocar al Espíritu Divino para que iluminase a la comunidad capitular y nos mantuviese en sintonía con nuestros hermanos en las periferias. El presidente del Capítulo procedió a consultar a la asamblea capitular si era oportuno pasar a la etapa de elecciones. Con el voto afirmativo y unánime, los facilitadores nos explicaron el proceso que dará continuidad a la dinámica del capitular, dejando marchar lo viejo y acogiendo lo nuevo.
Así, con la asistencia maternal del Corazón de María, el proceso de las votaciones también se inserta en la dinámica conversacional y de discernimiento. Por ello se ha dispuesto que después de comparto los sueños para la Congregación, pasáramos a cumplir con la encomienda confiada a los capitulares de elegir al Superior General y su equipo.
Los criterios evangélicos de los que Dios se sirve para elegir a sus siervos también han estado presentes en nuestro Capítulo. Dios no se ha fijado en sus elegidos como lo hacen los seres humanos; Él ha visto en sus corazones. Por eso también nosotros queremos elegir recordando los sueños y los proyectos congregacionales que van emergiendo a la luz de la Palabra y la Doctrina Congregacional. Queremos mirar la Congregación con toda su dimensión misionera, comunitaria, desafíos y grandes esperanzas, tal como lo vivimos estos días. Pedimos la gracia de conocer a quien elige Dios para guiar la Congregación, regalándonos su carisma.
Culminamos la jornada con la celebración de la Eucaristía, presidida por el arzobispo José Rodríguez Carballo, O.F.M., secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, quien nos instó a centrarnos en Jesús, concentrarnos en la misión y descentrarnos, es decir, salir a las periferias.
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