San Francisco de Macorís, República Dominicana. El viernes 16 de julio de 2021, la Delegación Independiente de Antillas celebró la ordenación sacerdotal de tres misioneros claretianos: Antoine Macaire Christian Noah, Kelvin Adames Díaz e Yves-Marie Cajuste. La ceremonia Eucarística de Ordenación ha tenido lugar en la Parroquia San José, en el marco del 172 aniversario de fundación de nuestra Congregación y presidida por el Obispo P. Rubén Antonio González Medina, CMF.

A la ceremonia también asistieron el Superior Mayor de la Delegación, P. Fausto Cruz Rosa, CMF y su Consejo, el obispo de la diócesis de Puerto Plata, P. Julio Cesar Corniel, además de una buena representación de Misioneros Claretianos, Seglares Claretianos, religiosos y fieles laicos de las distintas comunidades claretianas de República Dominicana.

Monseñor Rubén, durante su homilía, exhortó a los jóvenes diáconos a configurarse con Cristo Sacerdote, siguiendo el ejemplo de vida de san Antonio María Claret, y a vivir su sacerdocio en clave misionera, disponibles para ser enviados a cualquier parte del mundo a anunciar el Evangelio de la Salvación. En sus palabras también los animó a tener presente en su ministerio la humildad y ternura de la Virgen María, así como a recordar la definición del misionero claretiano que nos legó san Antonio María Claret.

La celebración de ordenación llenó de emoción y alegría a los presentes y se pudo seguir a través de diversos canales de la Internet, ofreciendo con ello la posibilidad a los familiares y amigos de Kelvin (de República Dominicana), de Yves-Marie (oriundo de Haití) y Antoine (oriundo de Camerún) siguieran de cerca la ceremonia de ordenación.

Al finalizar la Eucaristía, el P. Kelvin Adames, en nombre de los recién ordenados, ofreció unas palabras a las presentes cargadas de gratitud, resaltando la cercanía y la Gracia de Dios en sus procesos de formación; recordando que sin el auxilio de Él nada pueden hacer:

«Durante estos años, Dios ha estado grande con nosotros y estamos alegres. Debemos admitir que el Señor no nos abandona nunca, que Él es el autor de toda vocación y de toda Gracia que se pueda recibir».

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