Jorge Ruiz Aragoneses, CMF fue ordenado presbítero el sábado 5 de junio, en la iglesia del colegio claretiano de Segovia, por la imposición de manos de Mons. César Franco, obispo de Segovia.
«Quiero serlo según el corazón de Dios, mi apuesta más segura. Hoy me comprometo a querer vivir como Él me sueña: bendecido, partido y entregado», expresó el recién ordenado al término de la celebración. Su testimonio es una señal de esperanza gozosa y una invitación para vivir desde la gratitud a Dios por tantos dones recibidos: la vocación claretiana, la porción de pueblo que le ha sido encomendado y el ministerio sacerdotal.
«¿Cómo pagaré a Dios todo el bien que me ha hecho?», abundó conmovido en su homilía Mons. César Franco. «La disponibilidad que muestras hoy, la apertura de tu corazón hacia quienes esperan reconciliación y paz tiene mucho que ver con la historia de salvación que el Señor está haciendo contigo». El prelado, pastor cercano a la Congregación, añadía:
«Hoy la Iglesia te ha llamado y tú respondes para actuar, de ahora en adelante, en persona del mismo Cristo».
El marco elegido para recibir este ministerio fue la Solemnidad del Corpus Christi, cuando Jesús se presenta como sacerdote definitivo, memoria singular que fue subrayada por Mons. Franco: «Cristo es hoy templo, altar, sacerdote y sacrificio. Y en estos términos es donde tu vida alcanzará el pleno sentido, en saberse acogido y consagrado por Él». «Por Dios mismo, al que no podrás dejar de hacer presente en nuestro mundo, convirtiéndote en instrumento de su alegría y su verdad», redundó.
Un sentimiento expansivo, el de alegría, que fue transversal en cada uno de los momentos vividos en la celebración y que se expresaba también en todos aquellos que quisieron acompañarle en la ordenación de forma presencial u online. Así, entre los que se desplazaron a Segovia pudieron contarse más de cuarenta misioneros claretianos, con el gobierno provincial al completo. También un nutrido número de seglares claretianos, encargados de animar la celebración desde el coro, que fueron llegando desde Madrid y Gijón; del mismo modo se contó con la presencia de otro buen número de consagrados y consagradas, provenientes en su mayoría de la capital. Por supuesto también se sumaron laicos con los que Jorge comparte vida y misión en los Colegios Mayores de su provincia de Santiago, tanto el Jaime del Amo como el Alcalá, que, por cierto, fueron los encargados de poner todo a punto para la retransmisión telemática, gracias a la cual la celebración fue vista en distintos puntos de Europa y de América. Guantánamo, Granada, Roma, Zúrich, San Petersburgo… Distintos puntos por donde la biografía humana, religiosa y claretiana del misionero ha testimoniado el paso de Dios por innumerables personas en estos diez años de proceso de formación que condujeron a la ordenación sacerdotal.
