Madrid, España. Aquellas Semanas Nacionales para Institutos de Vida Consagrada que en años anteriores precedieron a la celebrada este año vinieron marcadas por diversos acontecimientos eclesiales, como el Año de la Vida Consagrada, el Año de la Misericordia o el Sínodo de los Jóvenes. Podríamos recordar con cariño especial la presencia del cardenal Luis Antonio Tagle en 2015. O la visita del cardenal Philippe Barbarin, ambos hombres de personalidad extraordinaria, con una visión eclesial universal y una alta formación teológica.
Este año, la tradicional cita para los religiosos en España, organizada por el Instituto Teológico de Vida Religiosa (ITVR) contó con un doble impulso, ad intra y ad extra. El primero obligaba a hacer memoria agradecida por estos primeros cincuenta años de vida del instituto, unas bodas de oro que invitaban a recordar que las puertas del ITVR han permanecido siempre abiertas para la búsqueda, el diálogo y el mutuo apoyo en el seguimiento de Jesús y en el anuncio de su Evangelio del Reino. El segundo, giró en torno a la urgencia misionera de una vida consagrada que se mueve, testimonia y trabaja en medio de la sociedad contribuyendo de una manera determinante a la construcción del bien común. También ante el coronavirus. La interdependencia y la solidaridad se nos han hecho más presentes e imprescindibles que nunca.
La crisis del covid-19 nos ha enseñado que ser comunidad significa estar permanentemente unidos en comunión eclesial para la vida del mundo. Y bajo estos parámetros fue planificada la 50º Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada, que tuvo lugar del 17 al 22 de mayo, en los días previos a Pentecostés. Seis días de enjundiosas reflexiones y sólida formación, retransmitidas por primera vez de modo cien por cien online, y que contaron con la palabra y cercanía de, entre otros, el papa Francisco, los cardenales João Braz de Aviz, Cristóbal López Romero, o Aquilino Bocos Merino, y también de otros misioneros claretianos de acreditada solvencia académica y amplia experiencia docente, como Gonzalo Fernández Sanz, José María Vegas o Manuel Jesús Arroba Conde.
Un programa, por tanto, estructurado en torno a una propuesta de actualidad difícilmente superable: ‘Consagrados para la vida del mundo’. En palabras del director del ITVR, Dr. Antonio Bellella Cardiel, organizador de estos días, «con estas jornadas queremos ofrecer una pequeña provocación: consagrados por, en y para el mundo y la vida del mundo», pues «nuestra forma de vida, nuestras órdenes y congregaciones no están fuera de la sociedad».
Sentire cum Ecclesia
Efectivamente, los consagrados se mueven y trabajan en medio de la sociedad y para reflexionar sobre esta llamada a ser fermento evangélico para el mundo, se reservaron el primer y el último día de conferencias. Así, el lunes 17, Mons. Luis Ángel de las Heras, obispo de León y religioso claretiano contribuyó con una charla que llevó por título ‘La vida consagrada al paso del Pueblo de Dios’. Por su parte, la que pronunció el último día el P. Gonzalo Fernández Sanz, CMF, Prefecto General de Espiritualidad, giró en torno a la necesidad de mayor hondura espiritual para continuar siendo palabra de servicio, autenticidad y testimonio. Marta García, profesora de la Universidad de Comillas, incidió en la dimensión profética. “Por eso la vida consagrada no puede vivir con miedo. Si lo hiciera estaría permitiendo que la verdad quede aprisionada en la mentira”.
Otros ecos especialmente positivos se dieron tras las intervenciones que desde Roma ofrecieron tanto el Superior General de la Compañía de Jesús y de la Unión de Superiores Generales, el P. Arturo Sosa como el Prefecto de la Congregación para Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, el Card. João Braz de Aviz y la presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales, la M. Jolanta Kafka, religiosa claretiana. Y, sobre todo, las palabras de aliento del Romano Pontífice, el papa Francisco, que además tuvo un reconocimiento agradecido a la labor del Card. Aquilino Bocos en pro de los consagrados del mundo entero.
La vida consagrada en el tejido social
Entre medias, durante los días del martes, miércoles, jueves y viernes, se confrontó la vida consagrada con el tejido social desde las realidades donde los religiosos quieren seguir estando presentes. Desde América del Norte y del Sur se conectaron las religiosas Liliana Franco y Teresa Maya, que ofrecieron un panel junto a Xiskya Valladares en torno a la vida religiosa como casa de cuidados y trabajo en red. Ese mismo día, en la misión que esta provincia claretiana tiene en Rusia, ofreció su conferencia el P. Vegas, al hilo de los valores sobre los que se asientan nuestras sociedades posmodernas. Para repensar las labores asistenciales de la Iglesia en sus tareas de cuidar, curar y enseñar se contó con voces como las del jesuita Alberto Ares, del Servicio Jesuita a Migrantes, la de Pedro José Huerta Nuño, Secretario General de Escuelas Católicas o la Hna. Carmen Mora, Superiora General de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana. De periferias también nos habló el Card. Cristóbal López Romero, desde Marruecos. La suya fue una intervención basada en el testimonio y la experiencia como religioso salesiano. «La evangelización es, antes que cualquier cosa, una cuestión de testimonio». «A través de un testimonio sin palabras también se plantean interrogantes irresistibles. Evangelizar no es cuestión de boquilla, de micrófono y altavoz. Es cuestión vital», exhortó.
También hubo un momento dedicado a las relaciones entre la vida consagrada y la familia, y para ello se contó con un conferenciante de primer orden, el P. Manuel Jesús Arroba Conde, CMF, Decano del Instituto Teológico Juan Pablo II de Madrid. Y como viene siendo habitual en las últimas ediciones de la Semana de Vida Religiosa, se abrió un espacio para otras formas de consagración. En concreto, el miércoles fue un día dedicado a la ‘secularidad consagrada’ con intervenciones como la de la presidenta de CEDIS, María José Castejón Giner, y el coloquio posterior entre Lucio Arnaiz, Responsable de los sacerdotes del Prado, Margarita Saldaña, de las Hermanitas del Sagrado Corazón de Carlos de Foucauld, y la hermana Teresa Rodríguez, de la fraternidad Misionera Verbum Dei.
Para clausurar estos días de reflexión y encuentro que contaron con la asistencia de más de dos mil consagrados de los cinco continentes, tomaron la palabra los cardenales Bocos y Osoro. Este último, el también arzobispo de Madrid, lo hizo con un discurso cercano y un celo pastoral acorde al ejercicio de su ministerio, desde que hace seis años comenzara en esta diócesis con un cariño especial por la vida consagrada en general y por el Instituto en particular. Finalmente, el cardenal Bocos Merino acertó a resumir que «estas jornadas han mostrado que la vida consagrada es una realidad viva que camina a una con el Pueblo de Dios». Seguidamente, completó diciendo: «La vida consagrada es puro milagro y tiene futuro porque es obra del Espíritu. Nadie la puede legitimar desde el esfuerzo humano». Por último, intervino el misionero Antonio Bellella, que en nombre del ITVR, concluyó: «Quien conoce la vida consagrada por dentro no puede negar algunas evidencias que apuntan a que algo nuevo está naciendo y que en esta Semana ha encontrado un espacio para presencializarse».
Con amplio equipo de personas
Esta edición de la Semana, primera online, no ha sido una excepción. Dando pie a algo que los participantes llevan décadas elogiando y agradeciendo, lo visible ha sido posible gracias a lo invisible. Una decena larga de profesores del Instituto y de su escuela hermana (Regina Apostolorum) fueron tomando la palabra como moderadores y presentadores. Un amplio equipo de personas, laicos y religiosos, han trabajado en el buen funcionamiento técnico de las retransmisiones y en su presentación a los medios de comunicación. Varios cientos de personas enriquecieron los coloquios y reflexiones con sus comentarios online y no pocas los respaldaron con su oración, elemento también muy cuidado en cada una de las sesiones. El grupo de música Ain Karen, ligado a la familia Vedruna y muestra en sí mismo de colaboración intercongregacional, puso también su grano de arena a la buena marcha de la semana, seguida por primera vez, gracias a la tecnología, desde los cinco continentes.
Como tan a menudo pasa en el mundo universitario, la clausura de la 50ª Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada ha supuesto el inicio de su edición número cincuenta y uno. ¡Adelante, a seguir disfrutando en el camino!
Tomado de © Misioneros Claretianos Provincia de Santiago