Mérida, Venezuela. Celebrar cincuenta años de vida sacerdotal es un privilegio que no muchos lo pueden alcanzar. Pero celebrarlo a un hermano es un gran logro para todos porque la riqueza personal y sus obras han redundado en tantas personas que difícilmente se puede desglosar en sus muchos alcances y contenidos. Esto es lo que en primer lugar queremos resaltar en el aniversario dorado de consagración sacerdotal de José Antonio Santana Hernández, misionero Hijo del Inmaculado Corazón de María.
Procedente de Las Palmas de Gran Canarias, inicia su formación en el seminario de Jerez de los Caballeros en 1965 y hace su primera profesión religiosa el 8 de diciembre de 1967. Continúa su formación en Zafra y Loja (estudios de filosofía) y luego en el gran centro de Salamanca donde hace sus estudios teológicos. Son tiempos de frescura conciliar que lo van modelando con aires renovados de la Iglesia para abrirse a la misión con los rasgos misioneros de ser oportuna, urgente y eficaz. Recibe su ordenación sacerdotal el 20 de mayo de 1971 de manos de monseñor Federico Melendro, obispo de talante misionero que lo consagra dándole parte de su espíritu abierto y universal.
Luego de su ordenación presbiteral será destinado a América en 1971, concretamente a la provincia de Venezuela. La primera comunidad de referencia misionera será San Bernardino, con la tarea de animador vocacional. Luego, en 1973, es destinado a la comunidad de Los Dos Caminos, aún con la gran responsabilidad de la pastoral vocacional. En 1977 es elegido Superior Provincial. Las sedes serán la casa Paz del Alma y Emaús en Caracas, asumiendo estas dos misiones: gobierno y formación. Luego de terminar su período de superior, es elegido por el Capítulo como Vicario Provincial. Sigue igualmente ligado a la formación en Los Curos, Mérida. Fue una época de cambio y transformación en la provincia, un proceso de revisión de posiciones con espíritu más crítico y tratando de actualizarlo y prolongarlo en los misioneros y en la iglesia local. El mismo padre Santana se apresta a asumir los cambios que implica una revisión de posiciones y es por esto que asume la misión de Sierra Imataca como superior en 1984.
Al concedérsele un año sabático en 1987, aprovecha para hacer estudios en el ITER de Caracas. Esto no es óbice para seguir acompañando a los estudiantes de teología en modalidad de inserción en Petare, uno de los barrios populares de Caracas. Esta tarea formativa se ve interrumpida al ser nuevamente elegido como Superior Provincial en 1996 con residencia en Los Dos Caminos. Terminado este período vuelve como formador en Petare.
Luego, es destinado de nuevo a la misión de Sierra Imataca, Delta Amacuro, en el 2003. Será desde este puesto misionero que participará del proceso propuesto por la Congregación de conformar el nuevo Organismo Mayor, llamado Colombia – Venezuela desde el año 2011. Un nuevo destino será la parroquia Corazón de María de Mérida, donde actualmente continúa su misión.
¡Felicitamos a nuestro hermano José Antonio en su quincuagésimo aniversario de consagración sacerdotal!