NO NOS CANSEMOS DE HACER EL BIEN (Gal 6,9)
Lo primero que resuena en nuestros corazones y nuestras mentes, al leer este fragmento de carta claretiana, son las palabras de Jesús: “los hijos de este mundo son más astutos para sus cosas que los hijos de la luz” (Lc 16,8). Y la carta se refiere a algo de viva y palpitante actualidad, como son los medios de comunicación. El P. Claret no sólo se percató de la importancia de la palabra escrita y ampliamente difundida, sino que buscó los medios para que eso existiera, fundando la editorial “Librería Religiosa”.
En estas líneas hay un tono de queja. “Podríamos hacer más, y mejor”, parecen decir; o “los que tienen intereses menos honestos que los nuestros encuentran los recursos para llegar al gran público y difundir lo que pretenden, y nosotros, en cambio, nos quedamos rezagados”. Nos ocurre también que no siempre tenemos el espíritu evangélico ni el dinamismo o fuego interior que tenía Claret, y eso se nota a la hora de estar entusiasmados y de entusiasmar a otros.
Pero el reto está ahí, desafiando nuestra imaginación creativa, nuestra capacidad de colaborar con otras personas y de aunar fuerzas a fin de que la palabra evangélica sea difundida por todos los medios que la técnica ha puesto al alcance de la humanidad. Con humildad y sencillez, pero también sin miedo ni complejos.
Si las primeras comunidades cristianas hubieran tenido miedo a los medios de comunicación de la época, hoy no tendríamos el Nuevo Testamento. Si nos limitamos a criticar los actuales medios de comunicación sin hacer un esfuerzo serio para entrar en ellos de manera positiva, estamos impidiendo que el mensaje cristiano llegue a un sector cada vez más amplio de la sociedad, especialmente a las nuevas generaciones. Sin duda Claret nos diría hoy a nosotros: “Hermanos, no os canséis de hacer el bien” (2Tes 3,13).
¿A qué dedico más tiempo y energías, a criticar cuanto no me parece bien, o a fomentar creativamente iniciativas positivas para la construcción del Reino de Dios?