SENSIBILIDAD ESPIRITUAL
El sentido de lo Sagrado que tuvieron nuestros antepasados se ha perdido en muchas regiones del planeta, sobre todo en el secularizado mundo occidental. Claret ya lo percibió algo de esto en su tiempo y aleccionó a los sacerdotes a recuperar algo tan hermoso como el “estremecimiento” ante lo divino. Incluso en celebraciones de adoración eucarística, se percibe a veces un cierto clima de indiferencia o insensibilidad.La participación en celebraciones litúrgicas puede convertirse en un uso social, perdiendo notablemente su dimensión de encuentro con Dios. ¿No percibes que una de las razones de la decadencia de la fe es esa pérdida del sentido de lo sagrado?Para recuperarlo, la Iglesia necesita personas con una profunda experiencia de Dios. No es difícil esa experiencia cuando tenemos el don de la Eucaristía, en la que gozamos de esa presencia cualificada del Señor en medio de nosotros. Él está en el centro de la Iglesia, en medio de los suyos. Si nos hacemos conscientes de ello, de esa inmediatez “estremecedora”, seremos capaces, sin duda alguna, de permanecer allí en profundo silencio y veneración.La experiencia de “lo sagrado fuera”, en el templo, nos infundirá el sentido de “lo sagrado dentro”, en nosotros mismos, de nuestra dimensión trascendente, incluso de nuestro propio cuerpo como templo del Espíritu Santo (cf. 1Cor 6,19), en el que se encuentra otra forma de presencia eucarística.De ahí, progresivamente, pasaremos a percibir lo sagrado de los demás, a respetarlos como un lugar de encuentro con Dios. Finalmente el cosmos mismo se convertirá en lugar de manifestación de lo divino. Quien halla a Dios en sí mismo, en los otros, en el cosmos, podrá experimentarlo de forma más intensa en la celebración cultual.¿Conservas y testificas el sentido sagrado de los otros, de la vida humana, de la creación, de la historia? ¿Qué medios adoptas para recuperarlo o enriquecerlo?