LIBERTAD SUPREMA
Saber escoger, poder tomar decisiones es una gran cualidad del ser humano. Y un desafío. No puedo evadirme de tomar decisiones. Mi libertad, mi mayoría de edad, y también mi madurez cristiana se traducen en la capacidad de elegir y decidir.Claret nos invita hoy a afinar en la elección de camino y meta. Muchos se conforman con no hacer el mal, que ya es algo. Pero seguir a Jesús va más allá del escoger entre el bien y el mal. En la vida cristiana te encontrarás con la tarea de tener que discernir entre dos cosas buenas. Sobre todo, en el camino vocacional: ¿Cómo saber el camino que me prepara el Señor? ¿Dónde puedo servir más y mejor?La vida de Claret estuvo llena de encrucijadas, que le obligaron a explicitar su criterio en opciones concretas. ¿Qué criterios usaríamos nosotros para elegir con acierto? Claret te ofrece algunos. ¿Serán cosas del pasado? Repasémoslos:
Él escogió lo más pobre. El mensajero va sin nada para el camino, ligero de equipaje, sólo con la posesión de la elección y envío, y con la Buena Noticia por vestido; ella es su tesoro. Lo más pobre no distrae, no entretiene, no enreda; y da agilidad para el anuncio.
Claret elige lo más humillante. Pocos candidatos habría para desempeñar esa tarea. Hace falta estar muy seguro por dentro, disponer de un plus de libertad. Como María, siente Claret que Dios se complace en la pequeñez. Y se examinará muchos años sobre la humildad.
Se siente, además, llamado a escoger lo más doloroso: la cruz, entregar la vida, morir a sí mismo. Mi discernimiento será acertado si me lleva a amar más de lo que he amado hasta ahora, a mayor entrega, en definitiva, a cargar gozosamente con más cruz.
Señor, concédeme ser tu discípulo; que sea capaz de dejar tantas cosas que me atan, cargar con la cruz y seguirte (cf. Mc 8, 34).