El 16 de julio revive en nosotros la sala de Seminario en Vic en 1849, donde nuestro Fundador y sus cinco compañeros se reunieron en oración para un nuevo comienzo. Eran hombres, como Claret escribió, “a quienes Dios nuestro Señor había dado el mismo espíritu de que yo me sentía animado” (Aut. 489). Ellos pusieron las llamas de fuego en sus corazones para “formar una Congregación de Sacerdotes que fuesen y se llamasen hijos del Inmaculado Corazón de María” (Aut. 488). La Congregación creció en número y dio la bienvenida a Hermanos, Estudiantes y Diáconos y salió en misión a todos los continentes. Hoy somos responsables de mantener el fuego de nuestro carisma ardiendo y de extender su llama dondequiera que estemos.
En el día de la Fundación, nuestro Fundador tomó el Salmo 22.4, “Tu vara y tu cayado me dan valor” para motivar al grupo, refiriéndose a la cruz de Cristo (cayado) y a la intercesión de María (vara). El poder de la cruz y la presencia acompañante de nuestra Santísima Madre son una fuente de fortaleza para nosotros en nuestra vida y misión.
La vida de nuestro propio Fundador, y la forma en la que enfrentó las calumnias y la persecución en su vida, demuestran el coraje que obtuvo de estas “vara y cayado”. Nuestros hermanos mártires sacaron fuerzas de ellas en la hora de su martirio.
He visto esta fuerza en muchos Misioneros Claretianos que vivieron tiempos de malentendidos, crisis, falsas acusaciones y varias pruebas de vida, encontrando fuerza en la cruz de Cristo y en la tierna presencia acompañante de la Santa Madre.
En la Fiesta de la Fundación, invito a todos los Misioneros Claretianos a tomar tiempo para mirar en sus corazones de cara a atesorar el fuego del amor que enciende nuestra vida misionera, y a avivarlo si las cenizas tienden a cubrirla. Mantengámonos asidos a la vara y el cayado que nuestro Fundador mencionó en el día de la Fundación, y enfrentemos las pruebas de la vida con coraje e integridad.
Deseo una copiosa bendición a todos nuestros hermanos que realizan sus profesiones, renovaciones de votos, ordenaciones y celebraciones de aniversario en el 16 de julio.
Os deseo a todos una alegre celebración de la Fiesta del Monte Carmelo, el día de nuestra Fundación.
P. Mathew Vattamattam, CMF
Superior General